Corría. Corría sin saber a dónde ir, corría. Corría esperando a encontrarnos al final del camino. Corría sin parar, corría hasta ahogarme, hasta quedarme exhausta, hasta llegar al final del camino, hasta querer sentarme y que me dolieran los pies; corría por una montaña escarpada. Por un momento me creí que podía llegar a la cima. Por un instante, casi creí que podría correr sin cansarme. Ay! Por un momento pensé que llegaría sin despeinarme. Después me desperté y me di cuenta de que jamás podría escalar esa montaña. Tal vez es que nunca tiraste ninguna cuerda para que pudiera agarrarla, o tal vez, es que simplemente nunca tuve que haber intentando escalar esa montaña. Yo no sabía qué hacía. Hagamos que era de noche, hagamos que no sabíamos qué hacíamos, sólo que sí lo sabíamos. Hagamos que todavía nos importaba algo, hagamos que hoy sea la noche más larga. Siempre estuvo allí, en el mismo lugar, es sólo que tal vez, sólo tal vez: No estabas mirando en esa misma dirección, verdad? Todavía estás dormida?