Miguel Ángel Jiménez está viviendo un sueño, sigue jugando de fábula y ha reconquistado con Europa la Ryder Cup. Sus victorias con 46 años son la prueba fehaciente de que en su cuerpo habita el alma de un joven con gen ganador. El golfista andaluz se ha convertido en el único jugador que ha logrado tres victorias esta temporada en el circuito Europeo. El Omega European Masters, el Alstom Open de Francia y el Omega Dubai Desert Classic han sido sus triunfos. Dubai, Francia y Suiza las tierras conquistadas individualmente. Y la Ryder Cup con el combinado europeo ha sido el culmen final de una temporada espectacular.
Para el andaluz esta temporada es la más especial que ha vivido con diferencia. Y no es para menos. Muchos le daban por muerto, pero los viejos rockeros nunca fallecen. El golfista del puro les está dando santa sepultura a todos sus enterradores demostrando día tras día que la juventud no es un tiempo de la vida sino un estado del espíritu. No ha perdido sus hábitos desde su infancia. Es un golfista con ideas revolucionarias que se sale de la manada. No se considera un integrante del rebaño de los políticamente correctos del elitista mundo del golf. Su filosofía de vida no ha cambiado ni un ápice. En una entrevista al diario AS ha admitido que ahora sólo sueña con estar en el chiringuito comiendo pescaito junto a su madre. La juventud no es una sustancia inherente a los años, se adquiere y se inserta en las venas con sangre combativa sin tenerse en cuenta la edad. Somos finitos, pero en la juventud no existen límites ni fronteras. Es un estado de ánimo y su permanencia depende de nosotros. Miguel Ángel Jiménez es el mismo de toda la vida, el hombre que no tiene que esconderse cuando se fuma un puro. Un ejemplo de juventud en la que mucho tienen que ver sus orígenes. Ya que empezó con 15 años trabajando de caddie (persona que transporta los palos) y aprovechó para jugar al golf a escondidas cuando no había nadie en el campo. Ese es el espíritu que le ha llevado al éxito. El de hacerse fuerte ante los desafíos. El de conjugar a la vez los verbos soñar y luchar para que no mengüen sus esperanzas. El de la eterna juventud. El andaluz no cuenta los días, hace que los días cuenten. El malagueño nos ha demostrado fervientemente a los más jóvenes que los años hay que llenarlos de vida y no la vida de años. Esta Ryder ya es un incunable de nuestro deporte nacional. ¡A disfrutar veinteañero!