Las corridas conocidas como el VOTO DE SAN MATIAS se celebraron, nos dice Simón Cabarga, junto con las de SAN JUAN hasta 1794, fecha en la que la Corporación Municipal de aquella época decide suspenderlas «alegando» alto coste económico. Hay que hacer notar que las «autoridades eclesiásticas» habían puesto censura o veto a la fiesta por su carácter pagano y, teniendo en cuenta que los toriles eran propiedad del Cabildo, pocas opciones les debieron quedar a los ediles de aquella época que la alegación referida.
No desaparecieron las corridas y, al prohibirse las organizadas por el Cabildo, fueron las Cofradías las que se hicieron cargo organización de las corridas de toros, con mayor o menor realce, destacando la celebrada el 12 de septiembre de 1707, con motivo del nacimiento de Luis I, en la que se lidiaron doce toros a cargo de toreros navarros. Sin duda, las de mayor resonancia y espectacularidad fueron las celebradas con motivo de la proclamación de Carlos IV, celebradas en la Plaza Mayor los días 19, 20 y 21 de febrero de 1789.
Cabe destacar que, a pesar de que el Cabildo era contrario a la fiesta, el obispo Menéndez Luarca se sirvió de ellas para la recaudación de fondos destinados a la construcción del nuevo Hospital de San Rafael
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