CORROBLA y ALBOROQUE
La corrobla. robla. robra o corrobra en su forma primitiva consistió en la entrega torzosa de una determinada cantidad de pan, vino y reses viejas que, además del pago del arriendo, recibía el señor en cuyos dominios pastoreaban los ganados transhumantes.
Parte de la corrobla llegaba hasta los siervos del señor que celebraban, con gran contento, aquella donación extraordinaria como resultado de una feliz terminación de los contratos.
Pero la desaparición de los señoríos. si bien ha hecho desarraigar el tributo, no ha conseguido arrancar la costumbre de tener un algarabío o jolgorio de comida y bebida pagado por otro que es en lo que consiste desde hace muchos años,
Cuando el tío Paco compró la mula que necesitaba, o el Tomás cambió la finca con Vicente, o el tío Benigno ajustó un obrero en la plaza, o se terminó la construcción de las cuadras, se celebraron las cuentas con el pago de la corrobla, más o menos rumbosa, que aprovechaban los circunstantes.
La corrobla ha venido ha venido a ser tanto como un acta notarial con la que se justificaha no sólo la veracidad de lo tratado sino el solemne e inquebmntable compromiso adquirido
. Hoy en Iluestros pueblos es el grupo de personas que se juntan para celebrar algo o simplemente para charlar y beber en los bares: ir o salir de cOlTobla, acepción que no se registra en el diccionario Académico actual.
El Diccionario de Autoridades, publicado en el siglo XVlll lo da como sinónimo de alboroque.
En el Diccionario de la Real Academia se registran para: «hacer la robra o escritura» y rohra: «escritura o papel autorizado para la seguridad de las compras Y ventas o cualquier otra cosa», como anticuada. el don o dádiva que suelen hacer los que se compran o venden a la persona que intervienen en el ajuste del precio, o solicitan el despacho del género que se trate.
Y también se extiende a signiticar el agasajo () regalo que una persona hace a otra por haberle solicitado alguna dependencia, como en agradecimiento y remuneración de su cuidado y trahajo, y lo que se suele dar al maestro u oficial cuando acaba alguna obra, o llevan lo trabajado a su dueño, que vulgar y comúnmente suele decirse estrenas y guantes (hoy también remate, cuando finalizan alguna faena del campo ).
El toledano Sebastián de Covarrubias, allá en el siglo XVII. en la entrada correspondiente decía :
entre otras signilicaciones vale ofrecerr dones ,.».
En la Comedia Florinda, escena 39: «Subamos a comer del alboroque».
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Revista Cultura y Ocio
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