Soy un poco coñazo pero el frenillo de la lengua del recién nacido está de moda. Hace poco les hablé de este tema. El trabajo publicado referente a él era más bien conservador y decía -como siempre se dice en estos casos- que hacen "falta más estudios" para "saber quién tiene razón".
Ayer leí otro, calentito y recién publicado por un pediatra y una Lactation Consultant, en el que revisan la bibliografía existente y, aún sin estar completamente demostrado, lanzan tres mensajes:
los niños con aquiloglosia (frenillo corto) tienen un mayor riesgo de tener dificultades para amamantar al niño
si hay problemas con el amamantamiento y el niño tiene anquiloglosia, es una indicación de frenectomía (cortar el frenillo)
si un experto el lactancia materna certifica que las dificultades son por el frenillo, la frenectomía a menudo, mejora rápidamente los problemas del amamantamiento.
Yo no quito ni pongo rey. Como el sentido común impera poco, ya veo venir otro enfrentamiento inútil -cortar o no cortar frenillo. Será como en otras situaciones ya"clásicas" de dos bandos radicales como los métodos para dormir, duración de la lactancia materna, dormir en la habitación o no, circuncisión tras el nacimiento o en los primeros meses de vida, triturar o no los alimentos para evitar "ahogamientos", retirar el chupete y el biberón y otros muchos.
Les pongo un vídeo suave para que vean en qué consiste.