Cortinas de humo
En JULIO de 2018 escribía estas lineas que entonces quedaron guardadas en una carpeta… han pasado 15 meses y sin embargo sigue siendo lamentablemente nuestra actualidad.
Casi dos meses han transcurrido desde que Pedro Sánchez irrumpiera en el Gobierno de España, dos meses en los que sin temor a sentirme alarmista, empezamos a tener un auténtico gobierno del disparate, entre despropósitos y tupidas cortinas de humo, para que no reparemos en su falta de quehacer diario, en su inacción.
Tenemos un Presidente inoperante que no parece haber hecho absolutamente nada, salvo dedicarse a las fotos y al postureo, afición ya conocida por los españoles, y que no nos pilla de sorpresa. También sabemos que es algo cabezón, pero la campaña de desvaríos que proclama excede a la imaginación más excéntrica. Ya he hablado anteriormente de estos despropósitos, la lista es tan extensa que no pude concretar como debiera, apenas un esbozo del disparate nacional que vivimos a las puertas de casa.
Desde el inicio de su andadura una de sus promesas, apoyada por Podemos, es la exhumación de los restos de Franco en cumpliento de la Ley de Memoria Histórica (o de desmemoria, según lo entendamos). Comprendo que éste es un asunto ciertamente muy polémico, pues desgraciadamente aún no han terminado de cerrar las heridas que creó, ni la Guerra Civil, ni la dictadura e incluso ciertos momentos de la transición; y no me cabe duda alguna que todos tenemos historias cercanas o incluso vivencias personales que nos han creado una opinión al respecto.
Pocos testigos quedan de esa guerra que dividió en dos nuestro país, pero casi todos tenemos testimonios de familiares; mis abuelos me han contado muchas veces las historias “mira Laura, en esa acequia vi el primer hombre muerto de mi vida, no lo mataron por política ni cosas de guerra, fue por envidia, por rivalidad entre vecinos”, “el primer recuerdo de mi infancia es abrir la puerta y encontrarme unos hombres armados buscando a mi hermano, me apuntaron para intentar que les dijera algo”.
De todas esas historias aprendí que las atrocidades que se cometieron poco tuvieron que ver con bandos, colores o política, y eso es muy importante pues conocer nuestra historia, nuestro pasado, conocer lo que ocurrió puede ayudarnos a no volver a cometer el mismo error, y no sé si conseguiremos esto borrando los vestigios de lo ocurrido, tapandolo y escondiéndolo, cubriéndolo con un velo pesado. Y eso hace para mi la Ley de Memoria Histórica, borra la memoria de una guerra, de una dictadura, de una época que marcó nuestro país. Hubo una guerra, hubo atrocidades, hubo muertos, hubo injusticias, hubo niños que quedaban huérfanos antes de conocer a sus padres.
Por eso a mi me estremece esta Ley, me estremece ver de nuevo un debate abierto tan frívolo, politizado y manido, porque se pudiera pensar que desenterrar a Franco para volver a enterrarlo con dinero público, más podría ser una cortina de humo para tapar vergüenzas propias que una reparación de un agravio a las víctimas, que se podría y se debe hacer de mil mejores maneras.