El 22 de junio la plataforma Red de Cortometrajes llevará a cabo la primera edición de Cortos desde la Cárcel, una forma de acercar el formato del corto a los reclusos de la prisión de Alcalá-Meco.
Da gusto escribir sobre iniciativas como esta. Los reclusos de la prisión de Alcalá-Meco se convertirán por unos días en público y jurado del primer festival de cortos que acoge la institución penitenciaria. Una forma de fomentar la reinserción a través del acercamiento de una oferta cultural que no se prodiga mucho por este tipo de centros.
No se trata del simple hecho de ver cortos, sino de mucho más. La iniciativa fomenta la creatividad, la participación y el pensamiento crítico y reflexivo por parte de los internos, algo que los educadores del centro han querido recalcar.
La implicación de los reclusos en el Festival parte desde la propia elaboración del cartel, dibujado por el interno José María Quero Fernández, hasta el mismo jurado, que estará compuesto por aquellos internos que tengan una vinculación especial con el cine.
Durante la duración del Festival, la prisión acogerá la proyección de los diez mejores cortos nacionales: Hidden Soldier, de Alejandro Suárez Lozano, Un novio de mierda, de Borja Cobeaga, 17 del 7, de Silvestre García, Matagatos, de José Luis Montesinos, Vida de perro, de Carlos Font, Los gritones, de Roberto Pérez Toledo, Camas, de Manuela Moreno, The Story of David Leonard Sutton, de Alfonso Díaz, Sin palabras, de Bel Armenteros, y Vejado en el tiempo, de Raúl Navarro.
Cortos en la Cárcel contará con dos premios sin dotación económica, el premio del público, otorgado por las votaciones de los espectadores tras las proyecciones, y el del jurado, compuesto por internos y personal del centro.
Pero esta iniciativa no queda aquí, ya que desde el centro penitenciario como desde la plataforma Red de Cortometrajes, ronda el proyecto de realizar un cortometraje o pequeño video. Este Festival sin duda, es una motivación para ello.