¿Alguna vez habéis mezclado leche con coca cola y os ha sentado mal? Yo sí y la verdad es que a pesar del dicho popular de que no se debe, a mí nunca me ha pasado nada.
Os voy a mostrar una serie de combinaciones que no es bueno hacer por unas cosas o por otras.
En primer lugar empezaré con la leche y las lentejas. Su desaconsejamiento se debe a que si bien las lentejas son una fuente muy rica de hierro, la leche es un inhibidor de la absorción de éste por lo que si comes lentejas y luego te bebes un vaso de leche estarás impidiendo que tu cuerpo absorba todo el hierro que podría en condiciones normales.
El segundo caso es uno que yo hago a menudo (no preguntéis por qué). Se trata de mezclar cereales con refrescos gaseosos como las coca cola o la fanta. No se aconseja su ingesta simultánea porque los fosfatos de los refrescos limitan la absorción del magnesio que contienen los cereales.
El siguiente caso me ha parecido muy curioso ya que no conozco a mucha gente que no lo haga puesto que la combinación de ambos es sencillamente deliciosa. Se trata de mezclar un elemento graso como puede ser la nata, con azúcar. Esto puede ser peligroso si estás a dieta o si simplemente quieres mantener la línea pues hace que el aporte calórico sea mucho mayor y lo peor es que también tiene un gran poder adictivo.
Mi última combinación la he dejado reservada a dos alimentos muy ricos en nutrientes y minerales. Uno de ellos es el queso y el otro las espinacas y la combinación de ambos hace que se produzca un competición interna en nuestro organismo sobre qué absorber y que no.
Me explicaré mejor. El queso es rico en calcio pero las espinacas son ricas en oxalatos, una sustancia que reduce la absorción del calcio. Por si esto fuera poco las espinacas son una buena fuente de hierro pero claro si ya tenemos el calcio del queso nuestro cuerpo se puede hacer un pequeño lío sobre qué absorber y qué dejar fuera.
En definitiva, ninguna de estas combinaciones sería la más idónea pero para gustos colores ¿no?