Cronología de los hechos:
Dentro de dos noches tocaba luna llena. Era la fecha indicada para la ofrenda.Con cierta anticipación, desmembró el cuerpo de aquel joven de veinte pocos años, y cargándolo sobre la espalda dentro de un saco, se alejó de aquella arboleda, presto para conservar los restos dentro de la cámara frigorífica de la bajera de su casa hasta tanto llegara tan significativa fecha.Al llegar a casa, fue cuando se dio de cuenta que había perdido la cabeza de aquel sacrificio humano. Se puso sumamente nervioso. Mordisqueó con fiereza sus propios nudillos hasta dejarlos despellejados y sangrantes. Cuando el dolor le hizo de entrar en razón, decidió retornar hasta el lugar de los hechos, donde la víctima fue abatida por la enorme fuerza de sus manos.Al llegar a la arboleda, vio de lejos a dos niñas y un mocoso saliendo de la linde hacia la pradera, acarreando algo dentro de una bolsa de basura negra.Cuando apreció el ligero reguero de sangre que iban dejando por la fina hierba, supo que la cabeza era el extraño bulto inmerso en el interior del plástico.Se chupó los nudillos con fruición. Decidió seguir a los tres menores con la mayor discreción posible.Cronología de los hechos:El matrimonio Ramírez llegó a casa antes de anochecer. Estacionaron el coche en el garaje particular. Al instante, Lucinda Ramírez se fijó en el detalle de la ventana frontal de la cocina. Estaba destrozada, con las cortinas oscilando en un vaivén arbitrario por la corriente que discurría por el hueco del marco.Arturo Ramírez accedió visiblemente alterado al interior por la entrada principal. Recorrieron las dependencias, encontrándose con los cuerpos de tres niños. Se hallaban diseminados por el linóleo del suelo de la cocina. Reconocieron a su propio hijo entre los restos.Lucinda gritó aterrada. Perdió el conocimiento por la fuerte impresión.Arturo Ramírez se arrojó de rodillas ante su Pedrito.Entonces se fijó en el oscuro rincón cercano al horno. Sentado sobre una silla, un extraño permanecía observándole en silencio.Separó los labios, enfurecido por la presencia del asesino de los niños.Se alzó, recorriendo el firme resbaladizo del suelo empapado de la fresca sangre emergida del interior de Pedrito, Elsa y Jade.El intruso se incorporó a su vez, y con acertada precisión hincó un cuchillo de carnicero en el pecho de Arturo, matándole en el acto.Rodeó el cadáver del hombre, acercándose hacia la figura desvanecida de la mujer. Se agachó, tiró de su cabeza por los largos cabellos y le abrió la garganta con una precisión definitivamente mortal.Arrojó el cuchillo sin preocuparse por las huellas en él dejadas.Recogió la bolsa de basura situada encima de la mesa y se alejó de la casa empleando amplias zancadas.Cronología de los hechos:La túnica de seda negra le llegaba hasta los tobillos. Sobre la cabeza llevaba subida la capucha.Con paso resuelto, se dirigió hacia el pequeño altar dispuesto en el ático de su hogar.Estaba satisfecho.El cuerpo desmembrado de la ofrenda estaba esparcido en trozos sobre el mantel purpúreo.En un sitio destacado, la cabeza recuperada.Rodeándola, algunas partes adicionales de la familia Ramírez y de los chiquillos.Cerró los ojos y relajó la respiración, entrando en trance, musitando una letanía pecaminosa…"Come little children" (with lyrics)