Esta es la breve historia de un hombre que salta por una ventana con el fin de suicidarse. A medida que a cayendo pasa por las diferentes ventanas del edificio. Justo al pasar por una ventana del séptimo piso, se oye un disparo y una bala lo atraviesa, matándolo inmediatamente. Lo que ni el suicida ni el asesino sabían es que había una malla de seguridad instalada justo a la altura el sexto piso para resguardar la vida de quienes limpiaban los vidrios en ese edificio. Esto último habría salvado la vida del suicida si no hubiese recibido el disparo.
Lo paradójico es que el disparo lo perpetró el padre del suicida, quien tenía la costumbre de amenazar a su esposa con su rifle descargado cada vez que se enfrascaban en una discusión. En una de sus numerosas peleas, el hombre apuntó a su mujer con el rifle sin sospechar que ésta vez el rifle estaba cargado. Entonces disparó, la bala salió por la ventana y dio en el pecho de su hijo. Más tarde las investigaciones revelaron que el arma, que solía estar descargada, fue cargada por el hijo del asesino semanas antes, a fin de que se cumpliera su máximo deseo: que su padre matara a su madre de una vez por todas.
Son las casualidades de la vida. Estamos llenos de ellas a diario, pero a veces son tan extrañas que acaban con la incredulidad de cualquiera. Esta es una de esas ocasiones. La historia de un hombre que queriendo suicidarse, termina asesinado.
*Esta historia ha sido extraída de la película Magnolia.
**La imagen es de Joan Cornella.
Por Cristal