Cosas del tiempo

Nuestro buen amigo D. Pablo pierde fuelle con el paso del tiempo y los fracasos sucesivos de su política y la de sus correligionarios; la caída de Tsipras pasa factura al Sr. Iglesias y siembra tanto desconcierto entre las bases, como fisuras ideológicas entre sus conspicuos. Más bien rápidamente, el partido morado empieza a guardar similitudes preocupantes con la “casta” término que tan peyorativamente utilizó el profesor en las tertulias televisivas que le dieron fama y por las que ahora ni aparece. Cádiz está en quiebra técnica y la Sra. Carmena incumple buena parte de su programa a la vez que se define alejada de la formación podemita. El porcentaje en intención de voto cae peligrosamente, pronosticando en las próximas generales, unos resultados no superiores a los mejores obtenidos por Izquierda Unida hace unos treinta años y, como todo buen profesional de la política -donde dije digo digo Diego- crecen los rumores sobre una posible alianza electoral entre los dos partidos. Al final, la inacción del gallego impasible, va a terminar por ofrecer resultados favorables para su formación, no por méritos propios, desde luego, sino por el suicidio político de sus rivales.