Cosas, cosas, cosas. Objetos de decoración, ropa, recuerdos, viejos cuadros y dibujos, telas, menaje del hogar que no uso, cosas para un “por si acaso”… por temporadas me siento rodeada de objetos que me sobran y que no sé por qué extraño motivo, me roban la energía. Así que siento que, como decía el otro día, éste es el momento ideal para deshacerme de muchas. Es curioso cómo a algunas personas les resulta tan fácil y natural y a otros les duele el alma cada vez que se ven obligados a dejar ir algo, ¿verdad? Lo comprobé una vez mas por los comentarios que recibí cuando publiqué estas imágenes en Instagram.
Desde hace un tiempo soy seguidora de algunos blogs que hablan de vida minimalista, que me ayudan a motivarme en este intento por simplificar y vaciar mi vida de cosas que me pesen, porque para mí el minimalismo desde luego no es un estado natural y me cuesta horrores deshacerme de algunas cosas y algunas costumbres! El otro día descubrí el blog No quiero otro pijama y me pasé una noche de insomnio buceando por todos sus posts ya publicados, partiéndome de risa con su forma de explicar algunas cosas que nos pasan a todos. A ver, si nos ponemos realistas, en estos blogs no se suele decir nada que no sepamos ya y que no responda a la lógica, pero para mí es motivador, como para algunas personas esos blogs o cuentas de Instagram de correr y de vida sana que tanto proliferan ahora…
Lo que tengo claro es que mis plantas y mis flores no están entre esas cosas que me sobran, sino que añaden felicidad a mi vida, así que no se van a ir nunca. ¡Aunque quizás tenga que restringir un poco su número y su tamaño hasta una cantidad que sea capaz de cuidar sin acabar agotada y con dolores de espalda!
Ésta es mi orquídea rosa, que este año floreció como una loca. Y lo otro, pues ya lo ves: cosas. Las que me sacaron una sonrisa cuando las vi, se quedaron, y las que no, bye bye…
¡Que pases un buen fin de semana! ¿Crees que será minimalista o maximalista?