Revista Humor

Cosas fastidiosas.

Por Bypils @bypils

Cosas fastidiosas.Hay cosas que son especialmente irritantes. O por lo menos, ocurren cosas que, según el día que tengas, se manifiestan como fastidiosas. Te van a molestar…mucho.

Estas son algunas :

Cosas Fastidiosas

La bolsa de basura que babea ( en catalán , regalima). Una fisurita de nada, hace que la bolsa esté dejando caer un líquido siniestro y, por lo general, maloliente. Son restos orgánicos de tu vida cotidiana pero , en esa bolsa pringosa, ya han pasado a ser desechos repugnantes que hay que eliminar. Esa bolsa, suele manchar el suelo ( aunque intentes ir a toda velocidad por el pasillo), el cubo de la basura y, también, el coche ( soy de los bendecidos por las obras del Plan E,-inacabadas- que me obligan a recorrer una distancia considerable hasta el contenedor más cercano. Los de reciclaje, están , casi, en otro planeta…). Esa odiosa bolsa que se hincha hasta casi reventar , que al cerrarla ( con autocierre incluido) se rompe, o a la que se le dilatan las asas hasta el límite del desastre… Asco de bolsas. Pero , de todas ellas, la que deja el reguero, esa concretamente, es de las que más fastidian.

Bolso, bandolera o maletín SIN cerrar. El detalle , en mayúscula. Subes al coche y dejas el bolso en el asiento del copiloto. No lo has cerrado con su gomita, click, botón o cremallera. Reposa a tu lado…hasta que frenas o tomas una curvita y el contenido se desparrama a tu alrededor. No se puede describir con palabras, el rato que pasas viendo el contenido , bailar por las alfombrillas del coche, mientras conduces , deseando poder recoger todo de una maldita vez.

La mayonesa imposible. El huevo, el aceite, la sal… Las mismas medidas, el mismo nivel en la batidora y aquel emplaste líquido que se niega a soldificarse. No sabes que ha fallado y repites. Lo has hecho 1000 veces pero… aquel mejunge sigue acusándote en silencio : siempre hay que tener Ligeresa en la nevera.

La mascarilla facial-relax azul y el don de la oportunidad. Te la han traído del Mar Muerto y te asegura una piel tersa e inigualable después de una horita de cara empastada. Eliges el momento , te colocas una banda en el pelo ( tienes el aspecto de una loca) y te extiendes aquella pasta azul fosforito. Al instante, notas que chispea , refresca y se endurece. Ya eres lo más parecido a un Avatar. Y, en ese momento de máxima tensión , llaman a la puerta y… además no te puedes hacer la sueca ( azul) porque se requiere tu atención . Así que , abres la puerta, con tu mascarilla facila-relax-azul ( aunque no te entiendan…).

El tetrabrick /envase de fácil apertura: un emotivo recuerdo para esos tetrabricks de leche que no tienen estos avanzados sistemas de apertura (tirita de aluminio) y requieren doblar las puntas y rasgar ( teoricamente , con los dedos) para abrir el envase. Nunca he conseguido hacerlo sin que se derramara la leche. Lo mismo ocurre con las bolsas de queso ( ¿de verdad no hay que utilizar tijeras?) o esas extrañas solapas que llevan rotulado “Para abrir, estire aquí” pero están enganchadas y soldificadas con el plástico por lo que “Para abrir, deslice un cuchillo por aquí” es lo que deberían poner. Eso , sin olvidar que los fantásticos autocierres que se pueden reutilizar y que se rebelan , con las puntas erguidas y negándose en rotundo a volver a cerrarse. De auto, nada. De cierre, tampoco.

Cambio estratégico de los utensilios de cocina :  No sabes como ha sido ( seguro que con buena intención) pero en uno de los momentos críticos de la cocina ( necesitas¡ya! las pinzas para sacar algo del aceite humeante) haces el quiebro de derecha, extiendes la mano y la diriges al lugar en el que están las pinzas y…nada. Allí está el mundo de la cuchara. El aceite sigue su curso y , tú, buscas frenéticamente, las dichosas pinzas largas que evitarán que te quemes. Abres cajones, cierras cajones, exploras visualmente, vuelves a abrir los cajones y… o te decides por el tenedor ( y te quemas) o se te quema el alimento en cuestión. Minutos más tarde, encontrarás las pinzas ( seguro.)

Lavar el coche y que llueva. Te cuesta encontrar el momento oportuno. Llega ese día y , por fin, lavas el coche. ¡Qué gusto!. Limpito y reluciente. Por unos segundos, hasta te llega la vibración esa de cuando es nuevo… Pero, pasadas unas horas, chispea. Nada importante. Cuatro gotitas de nada , de las de color marroncillo ( agua de barro), de las que sólo se notan en un coche recién lavado… Leí una vez, que la lluvia es buena cuando tienes el coche sucio porque te lo lava y mala cuando lo tienes limpio, porque te lo ensucia... Los tempos ya son pura Ley de Murphy...

Estas son algunas cosas fastidiosas que se me ocurren ahora mismo…

¿Se nota mucho que necesito vacaciones?…

Foto : billcasselman.com


 


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