Pasaron los meses y los dos cuadros pasaron de estar debajo de los bañadores de verano a las camisas de otoño y cuando hice el cambio de ropa de invierno busque un martillo y unas puntas y colgué los dos cuadros vacíos y aun plastificados en el lugar para los que fueron adquiridos. Hace una semana me dio un arrebato cuando entré al dormitorio del niño y caí en la cuenta que esos dos cuadros aun están vacíos esperando que se hiciera algo con ellos. (Es curioso como las cosas, que están mal y las aprendes a ignorarlas y al pasar el tiempo es lo mas normal del mundo.
Ya os iré contando como van desarrollándose los proyectos.
Rebecca