Revista Expatriados

Cosas que me gustan (y otras que ya no tanto) de España

Por Spanierin

Cuando se pasa una larga temporada sin ir por casa hay cosas de las que una se olvida, como la forma de los cuchillos que usaba antes, la anchura exacta del pasillo o la hora a la que amanece. Y tal vez por llevar cierto tiempo sin ir a España, esta última vez me he dado cuenta de detalles que echo de menos y de otros que, por suerte, no recordaba pero que no por ello dejan de ser molestos.

Vamos a empezar mejor con las cosas que ya no me gustan...

La mala educación de mucha gente.

Se dice de nosotros por ahí que somos gente maja y agradable, pero a más de uno no se le puede aplicar esta descripción...

¿Qué hace el 96% de conductores cuando se aproximan a un paso de peatones? ¿Paso de qué? ¿Eso que es? ¡Es como si no existieran! Y ya no es que no frenen, ¡es que como te vean venir de lejos con un carro de bebé aceleran! Se ve que tienen todos mucha prisa.

Aunque prisa tienen también los propios peatones, que se colocan ante un semáforo en rojo y como vean un hueco entre tu carro y el borde de la acera, allí se ponen todos. Para ganar... ¿cuánto? ¿Dos segundos de tiempo?

Tiempo es el que deberían dedicarle los dueños de perros a recoger los deshechos que éstos eliminan por las calles, que con lo bonito que es el mundo tiene una que andar mirando al suelo para no volver con sorpresa a casa...

¡Una lástima, de verdad!

El ruido.

Ya no recordaba que las paredes de este bloque eran de algo parecido al cartón, y no sólo se oye al vecino de arriba tirar de la cadena, sino que si te sitúas en el cuarto de baño, o simplemente dejas esa puerta abierta, se oyen conversaciones de gente que vive varios pisos más arriba.

Y ellos al fin y al cabo no parece que estén gritando, pero sí lo hace la señora de la limpieza cada vez que sales del edificio, y la gente se grita en la calle, y hace obra justo a la hora de la siesta, y aceleran con la moto cuando pasan junto a un carro...

No dejan de ser pequeñeces, si se piensan, pero creo que ya me había acostumbrado a la tranquilidad y al silencio de Austria, y eso ahora me gusta más que oír gritos y ruidos.

La forma en que se dan las noticias, especialmente en la televisión.

A la gente le gusta el morbo. Y las malas noticias. En este país no dan prácticamente ninguna buena noticia por la tele salvo que tengan que rellenar hueco porque no hayan podido acumular suficientes de las malas. Y, ya puestos, nos recreamos. Y le ponemos una música depresiva al vídeo en el que grabamos cómo unos padres lloran desconsoladamente por la pérdida de su hijo.

Y yo me pregunto: ¿de verdad nos hace falta todo eso? Vale, las malas noticias venden más que las buenas, pero hay formas y formas de contarlo. En Austria dan algunas malas y otras más serias, pero no consiguen quitarte la esperanza en el ser humano después de verlas...

En fin. No todo iban a ser cosas negativas, y por eso he dejado lo bueno para el final:

El ambiente.

Ya sé que acabo de decir que tanto ruido ya no me gusta, pero de vez en cuando se agradece escuchar cómo el carnicero le cuenta su vida a dos señoras que están comprando algo, o vas a la peluquería y hablas de cualquier cosa porque te conocen desde hace mucho tiempo, o un vecino te para por la calle y te pregunta cómo te va. Esas cosas se agradecen, ya que en Austria no suceden tan a menudo.

El poder salir a pasear.

No es que en Austria no pueda, es solo que, en España, la mayor dificultad con que me he encontrado son algunos días de viento, mientras que en Austria lo complicado es encontrar la acera (si es que la hay, que esa es otra) debajo de toneladas de nieve, o encontrar un camino por el que poder transitar tranquilamente sin que pasen coches a medio metro de ti.

Volver a ver caras amigas.

Y, evidentemente, lo mejor de todo es volver a ver a la familia de sangre y esa otra familia que son los amigos, y a todos ellos agradezco su tiempo, su paciencia, su comprensión, su ayuda y todos los detalles que han tenido conmigo y, sobre todo, con Monete.

Dicho esto, no sé si a quienes vivan fuera de su país de origen les pasará esto mismo y habrá cosas que ya no les gusten como antes... O que ahora valoren más... Si es así, ¡animaos y dejadme algún comentario! ¡Estaré encantada de leerlos!


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