Cosas que ocurrieron con las editoriales para publicar mi libro

COSAS QUE OCURRIERON CON LAS EDITORIALES PARA PUBLICAR MI LIBRO – Si hablamos de autopublicación hemos de hablar del servicio de Amazon Kindle. También hay elecciones españolas como Vivelibro que suponen servicios editoriales a buen precio, sin sacrificar la calidad. No hace falta buscar una imprenta cuando podemos tener varios servicios añadidos y difundir un libro nosotros mismos. A través del servicio de Amazon de autopublicación podemos poner en línea nuestro libro en pocos pasos.

Los pasos para difundir con un mínimo de calidad son el conocimiento de los procesos editoriales, los pagos por servicios, y el tiempo que implica un preciso tiempo según el tipo de servicio. Todo vale también para un creador sin dependencia. Para las tareas de edición sin la asistencia de un profesional. Podemos difundir un libro sin que esté editado. Modificar y difundir no son sinónimos. Se puede subir un archivo de Word a Amazon sin haberle hecho una revisión, ni siquiera una simple corrección, ni nada.

Un reporte de lectura profesional es una utilidad para considerar la calidad literaria. Se examina el potencial comercial. Y así sabemos si es un producto vendible. Esta lectura la hace un individuo con pericia para esta labor. Es un lector de libros, y un editor. Si el editor trabaja para una editorial, mirará a nuestro libro con los ojos de la editorial. Es recurrente que esta tarea se mezcle con la corrección de estilos. Suele el editor pedir determinados cambios en el texto.

Todo el proceso se simplifica bastante en Vivelibro. No se prescinde de la edición del texto ni de la corrección de estilo. El corrector de pruebas pone particular énfasis en cuestiones tipográficas. Cuando llegamos a la creación del libro digital la obra se transforma en libro electrónico. Antes se han introducido todas las rectificaciones. Con el texto definitivo se empieza a hacer el ebook. Puede hacerse desde InDesign o con lenguaje de etiquetado.

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COSAS QUE OCURRIERON CON LAS EDITORIALES PARA PUBLICAR MI LIBRO

Recordar cómo empezaste es una lección de humildad.

Porque hay muchas personas con talento, las más, que nunca llegan a nada. Así es que, además del talento, va a ser que también influye en alguna proporción la suerte, representada en este mundo por el estar en el tiempo y el momento adecuado.  Ser escritor es como ser padre, tienes que demostrártelo a ti mismo o misma todos los días, que lo eres.  Después de haber enviado novelas a un montón de editoriales y habiendo sido rechazada o rechazado solo unos pocos tienen suerte finalmente. Pero estas cosas ya no son así, en la era de Internet todo ha cambiado.

Solo puedes escribir tu primer libro una vez. He visto a gente criticando a escritores que jamás habían leído. Los primeros libros son inevitables. Tienen que ser para haya un segundo y otros. Para Martín Kohan su primera publicación fue consecuencia de una paradoja blindada. Las condiciones que le ponían las editoriales para difundir un primer libro eran enormes. Y por eso optó por acercarse a un grupo de escritores que estaban formando una editorial.

La autora Samanta Schweblin publicó su primer libro solo para demostrarle a su familia que no tenía talento para escribir. Querían que fuera merecedora de un Nobel, y con diez cuentos los presentó a dos premios, y mira por donde los ganó los dos. Cuando los periodistas le preguntaban en qué tradición literaria se enmarcaba, ella no entendía nada. Se asustó y dejó de escribir dos años. Su segundo libro salió siete años después.

En 1998, Ricardo Menéndez Salmón era instructor de filosofía en un centro de Oviedo. Una noche se encontré a un compañero ojeando unos papeles. Unas galeradas del Viaje sentimental de Laurence Sterne. Descubrieron que había escrito una novela. Le pidió que le mandara el manuscrito. En febrero de 1999, KRK publicó La filosofía en invierno. Mangieri era un individuo increíble. Cuando enfermó, sus hijos velaban la agonía, y estuvo Fabián Casas. Cargaría para toda la vida con esa muerte y le acompañó en la memoria, hasta el desenlace.