Un tractor recoge las algas del arribazón en la orilla de la mar
Durante siglos, los pueblos costeros se han beneficiado de los regalos que traían las mareas. No solo aprovechaban los cadáveres de los animales que varaban en la costa y que les servían de alimento, también recogían troncos de árboles y otros restos arrastrados por los ríos y depositados dias o meses después en las playa. Muchas de esas prácticas siguen vigentes actualmente.
Unos de estos recursos son las algas del arribazón, que son arrancadas del fondo marino tras las marejadas y acaban llenando la orilla de las playas a los pocos días. Estas algas no sólo proporcionan alimento a numerosas especies de animales, sino que también son recogidas por el hombre para usarlas como abono en sus cultivis o para venderlas con destino a la industria farmacéutica y cosmética.
Casas de pescadores
En la localidad de Apulia, situada al norte de Portugal, las casas de los pescadores se sitúan al borde de largas playas de arena que se extienden durante kilómetros. A finales de verano, tras las mareas vivas, gran cantidad de algas se depositan en las orillas. Es entonces cuando los pescadores aprovechan para recogerlas, usando para ello tractores que llevan hasta las orillas para cargar los montones que previamente acumularon durante la marea baja.
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