Cosmética con ética

Para mi es un tema importante hacer hincapié en que los productos de cosmética no hayan sido testeados en animales y dirigirnos hacia el consumo de cosmética natural.
La Unión Europea ha prohibido su importación y venta de aquellos productos experimentados con animales, ya sean artículos de aseo, belleza, cuidado bucal y cuidado personal en general.
Se utilizan diferentes experimentos para probar los cosméticos, desde la irritación de ojos, la toxicidad oral y la irritación de la piel.
AnimaNaturalis, organización defensora de los derechos de los animales, explica que «la toxicidad de dosis repetidas consiste en que conejos o ratas son forzados a ingerir o inhalar ingredientes cosméticos o en que se les aplique el ingrediente en su piel afeitada, repetidas semanas, durante 28 o 90 días. Después, se les mata». Asimismo, asegura que «la toxicidad reproductiva se aplica en conejas o ratas en proceso de gestación, a las que se les fuerza a ingerir determinadas sustancia y, tras esto, se acaba con su vida para evaluar la toxicidad en sus fetos». Por otra parte, «la toxicocinética» hace referencia a aquellos conejos o ratas que son obligados a «ingerir la sustancia en cuestión para más tarde matarlos y comprobar sus órganos y cómo se han distribuido esos elementos por sus cuerpos», afirma la organización.
Además de ser una crueldad someter deliberadamente a los animales a daños físicos y emocionales, los resultados obtenidos no garantizan la seguridad de los artículos por las diferencias biológicas, anatómicas y bioquímcas entre humanos y animales. Por lo tanto, ya tenemos otra razón de peso para consumir cosmética natural.
La cosmética natural no ensaya con animales para probar que son seguros, sino que la tecnología punta puede verificar de manera más eficaz la calidad de los productos.