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Cosmética del enemigo, de Amélie Nothomb

Publicado el 01 junio 2010 por Barcoborracho

Cosmética del enemigo, de Amélie Nothomb2009, ANAGRAMA-PÁGINA 12, Buenos Aires.

Dice George Steiner, en “Interpretar es juzgar”:«El acto y el arte de la lectura seria conllevan dos movimientos principales; del espíritu: interpretación (hermenéutica) y valoración (crítica, juicio estético). Ambos movimientos son estrictamente inseparables. Interpretar es juzgar.»A diferencia de lo que dice el dicho, sobre pocas cosas se ha escrito más que sobre el gusto; o más bien: el buen gusto, el alto gusto, como sea, etc.Seré breve en este comentario porque sigo pensando que Amélie es una chica atractiva con amplias posibilidades de escribir una buena historia.En palabras simples: la novela esta es un basural que ni siquiera huele.Quiero decir, más precisamente: el libro Cosmética del enemigo es un basural, donde reposan inertes e insípidos los hábitos más cursis en que puede incurrir la literatura.Aquí el por qué de la frase de Steiner enarbolada en el primer párrafo y el porqué de tan repugnante opinión sobre una escritora tan interesante y atractiva como es Nothomb:Ya que la lectura consiste en la interpretación y la valoración a medida que avanza el texto, si uno de ambos sufre una falla o algún tipo de impedimento, la tarea de leer se complica y se rompe. Es ciertamente simplista, pero es así. Si uno lee y no necesita más que mirar sin pensar la hoja llena de palabras; si ésta carece de algún tipo de misterio, ya sea erótico (poiesis), policiaco, místico o científico; quiero decir, si un libro es frígido: ¿cómo puede uno valorar?Y si uno no puede decir de una novela que le gustó, aburrió o esotro, ¿qué queda?La simple nada que pasa sin siquiera movernos con su viento huracanado un mechón de pelo.
LA HISTORIA DE NOTHOMBComienza en un aeropuerto, en que Jérôme Angust, una cosa sin alma que intenta pasar por personaje, lee un libro porque su avión se retrasó. Allí lo interpela Textor Texel (versión de Prétrextat Tach, personaje bernhardiano de “Estética del asesino”) y le dice un montón de cosas peleles por innumerables páginas a Jérôme Angust y al final le confiesa que él es el asesino de esposa y allí se acaba el libro. Esto ya uno lo sabe apenas sale a luz el tema de la mujer asesinada, y allí mismo, luego de la sospecha de que uno de los dos mató a la mujer del otro, uno sospecha que los dos personajes son el mismo.La conversación es la forma en la que transcurre el argumento: ambos personajes hablan igual, y a veces, en que no está bien marcado quién es el que habla, uno se pierde, pues los dos personajes hablan igual.En fin, hablan igual porque son el mismo.Conté el final, me disculpo.Tres páginas y ya está el misterio resuelto, y quedan por leer 87. Y cómo no hay misterio, uno pensaría que puede sostenerse de otra forma la trama, pero esa otra forma no hay.Al pensar qué más escribir sobre Cosmética… me aburro de mí mismo, pero el libro sigue sin siquiera ser aburrido.

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