Mientras que en España, Navidad es prácticamente sinónimo de frío y nieve, en los países del hemisferio sur, estas celebraciones coinciden con el época estival. Así, en Argentina, por ejemplo, la cena suele estar compuesta de alimentos frescos, como una buena ensalada, carne en abundancia y, en lugar de brindar con cava, es tradición realizarlo con una sabrosa bebida a base de fruta, sidra y zumo.
Como no podía ser de otro modo, en Australia se celebra en la playa. Durante la cena, degustan un pudding que lleva oculto una pepita de oro, similar al regalo de nuestro roscón de reyes. De este modo, al que le toque la porción que esconde dicha pepita, gozará de gran suerte durante el siguiente año.Conocida como la Fiesta del Tet en Vietnam, esta celebración dura allí una semana, que se comienza a contar a partir de la primera luna llena. Durante los tres primeros días, se veneran a los dioses mediante diversos obsequios. Además, existe la tradición de encender una vela por cada familiar fallecido. Los finlandeses acostumbran a dejar un cuenco con comida para los pájaros. Hasta que las aves no hayan dado cuenta de su cena, los humanos no pueden empezar con la suya. Por su parte, en el Fin de Año japonés suenan 108 campanadas. Durante cada una de ellas, los nipones deben pensar en un mal o problema del que quieran deshacerse y, tras la última batida del péndulo, una carcajada general busca atraer la buena suerte para el año que comienza. Foto vía Absolut Australia