Costumbrismo navideño

Con los ojos vueltos en las bolas de la suerte. Con la cartera tiesa de tanto abrirse. Con el abrigo de una familia que vuelve a verse, llegamos a un invierno cada vez más frío esperanzados en un gordo que no todavía no ha venido. Renovamos el almanaque, cambiamos el año, pero los días son los mismos…
¿Quién ha llenado de borregos mi portal de Jaén…? Que vuelvan a poner agricultores adorando al niño, que le llevan pan y oro líquido. ¿Quién ha cambiado la estrella roja por la del “cortinglés”…? Que vuelvan los melenchones a esos corros aceituneros, que estoy harto de gorros y postizos, de payasos de rojo más gordos que un obispo, de “japicrismas” y anglicismos.
Cenas de empresa sin trabajo. Nochebuenas repartidas donde les toca; vidas programadas por “tradición”. Inventarios de deseos reinventados de costumbre. Lechones, pavos y lazos para atar abrazos. Qué malos nudos de almas tantos boatos.
Así es nuestro costumbrismo navideño, cuento para niños sin sueños. Así es el consumismo navideño: zanahoria para burros sin dueño.
Marcos Muñoz, publicado en Diario Jaén (22, Dic 09)