Revista España
Cuando el presidente Fernandez anuncio el “cierre de Argentina”, a mi me pillo en pelotas. En una fria habitacion de hotel, cerca del Congreso de la Nacion, escuche sobre las 21:00 horas la conferencia de prensa, y lo que en un principio, a media tarde era tranquilidad, se torno preocupacion e incertidumbre. ¿Motivo? El “cierre” del pais se iba a producir en unas tres horas, no al dia siguiente. ¡Joder, joder, joder! El mecanismo mental de supervivencia comenzo a funcionar. El money se terminaba, los vuelos se anulaban, el hotel se iba a transformar en un lugar de confinamiento y cuarentena...y mi ultima noche la del viernes cerca; estabamos a jueves a la noche. La habitacion, ya no me parecia tan fria.
Buenos Aires, amanecio el dia viernes 20 soleado, pero totalmente cerrado, clausurado. Parecia una escena de la pelicula El Dia Despues. Bares y restaurantes cerrados. Bancos, casas de cambio, Western Union, “cuevas y arbolitos”, cerrados. Tiendas de ropa, zapaterias, peluquerias...cerradas. Eso si, las ferreterias, junto a los supermercados, kioskos y verdulerias, abiertos. Pero, ¿por que las ferreterias? Mi no comprender.
El lunes debia de dejar la habitacion del hotel cercano al Congreso, y lo peor es que no habia hoteles que admitieran nuevos huespedes. Todos cerrados. Busqueda por Booking, Hoteles, diversas plataformas. Nada. ¡Albricias! Un hostel abierto. Al menos no me quedare en la calle, al raso, a la “belle etoile” como dicen los franceses. Bajon. No admiten pago con tarjeta de credito. Solamente efectivo.¡Que macana! Como dicen por estos lares.
Con algo de comida preparada, comprada en un supermercado con rostiseria de la calle Parana, se fue pasando el viernes, luego de una visita a las oficinas de Iberia en la parte de Carlos Pellegrini de la Avenida 9 de Julio, la mas ancha del mundo, ese dia mas ancha que cualquiera, por lo vacia que estaba. Una multitud llenaba los alrededores de las oficinas centrales de la compañía aerea en la capital argentina. Multitud que no encuentra solucion a sus problemas. Yo parte de esa multitud. De vuelta a la fria habitacion -cada vez mas calida, por lo que se venia-, prendi la television, whasapee con España e intente dormir, luego de ampliar mi estancia hasta el ultimo dia disponible: la noche del domingo. Mañana sera otro dia.