A lo largo de esta semana hemos repasado parte de la programación del Festival Internacional de Documentales de Copenhague. CPH:DOX, que se viene celebrando en formato online hasta el 5 de mayo y en formato presencial entre el 6 y el 12 de mayo. Una ampliación que, como en el caso de Visions du Réel, tiene que ver con la decisión de la apertura de las salas de cine, lo que permite que parte de las películas programadas puedan estar disponibles para los aficionados daneses. Una fórmula interesante que si es explorada por los festivales en próximos años podría conformar realmente un espacio de encuentro que sea, por un lado, virtual y, por otro lado, presencial para quienes prefieran la experiencia en salas de cine. Esto supondría, sin embargo, cambiar radicalmente el concepto de los festivales de cine convirtiéndolos, en lugar de en espacios restringidos, en celebraciones cinematográficas con una mirada amplia hacia el futuro, incluso con una mayor duración, que no esté supeditado a una sola semana, sino que sea una experiencia más ambiciosa.
Oficialmente, el CPH:DOX ha concluido en cuanto a actividades y eventos, y a lo largo de esta próxima semana son las películas las únicas protagonistas. El sábado se entregaron los premios de esta edición, y a ellos dedicamos nuestra última crónica, comentando algunas de las películas que han conseguido seducir a los miembros de los jurados.
En la Sección Oficial DOX:AWARD el Premio al Mejor Documental ha sido para The last shelter (Ousmane Samasseku, 2021), una mirada al exilio a través de un refugio de Cáritas en Gao (Mali), que encuentra en su capacidad para hacer íntima la contemplación de la vida cotidiana su mayor virtud. El jurado ha otorgado una Mención Especial a Our memory belongs to us (Rami Farah, Signe Byrge Sørensen, 2021), que recuerda los primeros meses de la revolución en Siria a través de una puesta en escena singular, reuniendo a tres reporteros civiles delante de una pantalla donde se proyectan imágenes de las grabaciones que ellos mismos realizaron. Ambas películas fueron estrenos mundiales y las hemos comentamos en anteriores crónicas.
F:ACT AWARD
Si en algún momento parecía que la promesa de "un país, dos sistemas", que se hizo en 1997 cuando Gran Bretaña entregó a Hong-Kong a China, iba a hacerse realidad, pronto el monstruo se mostró para tratar de convertir a la región en uno más de los sumisos estados a los pies del Partido Comunista. Pero la juventud hongkonesa no estaba dispuesta a claudicar y surgió el Movimiento estudiantil que desembocó en la Revolución de los Paraguas en 2014. El intento de invasión sostenida de ciudadanos chinos en Hong-Kong, que moldearan la sociedad hongkonesa hacia el comunismo, abandonando progresivamente el sistema económico capitalista, se topó de lleno con la resistencia de los ciudadanos autóctonos. En 2019, la promulgación de una Ley de Seguridad que en realidad es un sistema de opresión provocó más protestas, éstas mejor organizadas, una especie de guerrilla ciudadana que ha sido retratada recientemente en algunos documentales como Inside the red brick wall (Hong Kong Documentary Filmmakers, 2020), que se verá en Docsbarcelona, o Faceless (Jennifer Ngo, 2021), que se proyecta en Hot Docs.El premio F:ACT Award ha reconocido el trabajo colectivo de When a city rises (Cathy Chu, Iris Kwong, Ip Kar Man, Huang Yuk-Kwok, Evie Cheung, Han Yan Yuen, Jen Lee, 2021), que recoge momentos de las protestas en contra de la Ley de Seguridad por parte de manifestantes universitarios que ya tienen asumido que la guerra está perdida, pero que algunas batallas se pueden ganar. Los protagonistas son cuatro: MJ y su novia Jesse, que entran y salen de la primera línea de las protestas dependiendo de la suerte que tengan con la policía; Tan, padre de familia que se debate entre seguir siendo fiel a sus creencias o desistir para evitar que su detención afecte a su familia; William, un estudiante que aboga por protestas pacíficas en vez de este tipo de guerrillas, pero se protege lo más posible por si acaso; y Eve, que sirve de hilo conductor narrando algunos de los acontecimientos.
La tensión de las calles ciertamente se transmite a través de las cámaras siempre en primera línea de fuego, con escenas realmente impactantes de persecuciones policiales y bombas de humo. Los jóvenes están sorprendentemente bien organizados, se comunican por walkies-talkies y por redes sociales, están equipados con máscaras de gas, gestionan sus propios recursos y reciben el apoyo de algunos ciudadanos, que incluso se ofrecen a darles de comer. Una asamblea en la Universidad con el Decano, que es impelido por los estudiantes para que realice un manifiesto condenando la brutalidad policial, y que esconde su cobardía en sus propias contradicciones, es otra de las secuencias más tensas y emocionales de la película. "Si usted dice que la Universidad no es el lugar para hablar de política, ¿por qué no elimina la Facultad de Ciencias Políticas?", grita un estudiante.
En 2020, el gobierno chino promulgó nuevas normas electorales con las que elimina la posibilidad de que nadie que no sea un "patriota" pueda presentarse a las elecciones, además de una nueva Ley de Seguridad (las que hagan falta para reprimir la libertad de expresión), que criminaliza los actos de "subversión, secesión, terrorismo e interferencia extranjera". Es, por supuesto, una forma de eliminar cualquier oposición política, cualquier atisbo de manifestación. Pero la resistencia continúa en las calles y se manifiesta en un documental contundente, absolutamente revolucionario.
NORDIC:DOX
En Julia&I (Nina Hobert, 2021), que ha conseguido el NORDIC:DOX Award, se construye un retrato que está marcado por cierta tendencia al tópico. Julia es una artista que parece vivir al máximo, si tener una vida plena significa ir de fiesta en fiesta, de hombre en hombre y de botella en botella. Nina Hobert, su amiga, parece sentir una profunda admiración por ella, quizás porque encuentra, desde su particular estabilidad personal, una insatisfacción que le hace envidiar el estilo de vida de su amiga. Por supuesto, poco a poco descubrimos que la extrovertida personalidad de Julia esconde una persona insegura, adictiva, acomplejada. De forma que se va creando una intimidad personal entre la directora y la protagonista, porque Nina Hobert, a la que no vemos excepto en videos caseros del pasado, también tiene sus inseguridades, en este caso relacionadas con su propio cuerpo, con un sentimiento de falta de identidad, con la sensación de no estar preparada para ser una mujer.
Al final, el documental trata de dos mujeres que viven su inseguridad de forma distinta: una disimulándola hacia el exterior, y otra ocultándola en su interior. Así que la primera media hora esprácticamente innecesaria porque construye un (auto) retrato falso, que muestra una irrealidad solo para introducir al espectador en un drama de desequilibrios psicológicos. El estilo visual se dispersa entre primeros planos de Julia (hay una fascinación evidente por el personaje), mezclados con canciones interpretadas por la propia artista y la voz de la directora, que adopta un estilo de susurro que parece querer hacer trascendente cada frase que pronuncia. Es un proceso de cuatro años que deriva entre la alegría de las fiestas y las depresiones intermitentes, que no encuentra respuestas a las pocas preguntas que plantea y que desemboca en un final conservador, muy al estilo escandinavo (solo se encuentra la estabilidad con el matrimonio y los hijos). Pero únicamente si el personaje resulta tan fascinante al espectador como a la propia directora puede tener sentido esta película.
Más interesante es He's my brother (Cille Hannibal, Christine Hanberg, 2021), que ha logrado una Mención Especial del jurado, y que también es un retrato íntimo, pero este mucho menos convencional. Está centrado en la familia de la co-directora y creadora de la idea, Christine Hanberg, y su relación con su hermano Peter, un joven de treinta años que sufre una extraña enfermedad que no le permite ver, oír ni hablar desde que nació, por lo que su percepción del mundo es principalmente a través del tacto, el olfato y el gusto. Englobado en el espectro del autismo, una categorización a todas luces insuficiente, es capaz de relacionarse con los demás, pero a veces se sumerge en sí mismo, aislándose en pensamientos que son difíciles de ser interpretados, y en ocasiones tiene momentos de irascibilidad.
Es un joven totalmente dependiente, por lo que su madre busca un centro de estancia médica donde Peter pueda ser ingresado, pensando en un futuro en el que ellos ya no estén, tratando de evitar que su hermana renuncie a una vida normal, como ellos hicieron, para dedicarse exclusivamente al cuidado de Peter. Es interesante el punto de vista centrado en quienes acompañan a una persona dependiente porque de alguna forma sacrifican toda una vida, y a lo largo del documental asistimos a una transformación de Christine que la llevará a asumir una responsabilidad que a veces confiesa que la supera. Aunque se nos muestran momentos de impotencia de la familia que intenta entender ese mundo personal de Peter o a ataques iracundos del joven, es fácil comprender que posiblemente se han dejado fuera muchos aspectos complicados del cuidado que necesita. Y, frente a los documentales que habitualmente se centran en la persona que sufre la enfermedad, He's my brother tiene un enfoque más cercano que expone el amor que supone renunciar al propio desarrollo personal para dedicarse en cuerpo y alma al cuidado de una persona dependiente.
NEW:VISION
El jurado de esta sección otorgó una Mención Especial a Holgut (Liesbeth de Ceulaer, 2021), que reflexiona sobre la extinción de algunas especies animales conectándola con la búsqueda de especies antiguas en un viaje que acaba resultando casi onírico. La película se presentó también en Visions du Réel y en nuestra crónica hablamos de ella.
Por su parte, el NEW:VISION Award ha sido para You and I (Fanny Chotimah, 2021), una historia de amistad absolutamente conmovedora, un debut de la joven directora que es tan sencillo como arrebatador. Kaminah, de 74 años, y Kusdaini, de 70 han sido amigas desde que eran jóvenes, y comparten las consecuencias de pertenecer al Partido Comunista durante la dictadura en Indonesia que provocó la masacre de 1965-66, en el que el partido islamista Nahdlatul Ulama trató de eliminar todo rastro del comunismo con matanzas que provocaron la muerte de entre quinientas mil y un millón de personas. Ambas cantaban en coros de las juventudes comunistas y fueron llevadas a prisión sin juicio. Fue en la cárcel, con 21 y 17 años respectivamente, donde se conocieron. Kusdalini pasó dos años en prisión, mientras que Kaminah estuvo siete años encarcelada y, cuando salió fue repudiada por su familia, siendo acogida por la abuela de Kusdalini. Y desde entonces han vivido juntas.
Ahora son dos ancianas que comparten hogar en una casa desvencijada mientras sobreviven en el mismo puesto de comida que regentaba la abuela de Kusdalini. La directora coloca su cámara contemplando la vida sosegada, tranquila, si se quiere aburrida, de estas dos mujeres. Mientras que Kaminah ya ha olvidado muchos de sus recuerdos, Kusdalini los mantiene vivos en conversaciones que son tan conmovedoras como surrealistas (en una ocasión hacen un repaso de las compañeras de prisión que han ido falleciendo). Pero, igual que la cámara se detiene en planos fijos que no molesten demasiado, nuestra mirada se queda hipnotizada por estas dos ancianas que han debido compartir tantas vicisitudes. Hay un cariño especial en la forma en que Kusdaini cuida de Kaminah, que ya ha perdido parte de la memoria y parte de la capacidad de oír.
Pero este retrato sencillo conecta de forma notable con el pasado y establece un punto de unión con la opresión en Indonesia que incluso para muchos jóvenes del país es desconocida. Se trata por tanto de un documental que, desde su mirada amable y sencilla, expone una visión mucho más amplia sobre cómo el pasado ha marcado una profunda herida en el presente. Desde esta perspectiva de dos ancianas que han vivido una historia de amistad envidiable hay una profunda interpretación de las huellas históricas de la dictadura en Indonesia. Cuando Kaminah, la más mayor, tiene que ser hospitalizada, Kusdalini no duda un momento en acompañarla, aunque sea durmiendo en el suelo. Es una relación tan conmovedora que es imposible no emocionarse incluso días después de haberla visto.