Antes de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad polaca de Cracovia tenía una importante comunidad judía (más de 60.000 personas) que disfrutaba de su cultura, leyes y tradiciones, además de convivir sin problemas con la comunidad cristiana en el barrio de Kazimierz. Tras la invasión alemana de Polonia iniciada el 1 de septiembre de 1939, los nazis ocuparon la ciudad y sometieron a los judíos recluyéndolos en guetos, desterrándolos a los campos de concentración, cerrando por supuesto las sinagogas y con ello todos los vestigios de su cultura.
El actual barrio judío, situado al sur de Stare Mesto (centro histórico) y cercano al castillo de Wawel, en un inicio era una ciudad totalmente independiente rodeada por el río Vístula. Fundada en el siglo XIV por el rey Casimiro III, de ahí el origen del nombre de Kaziemierz, pasó a convertirse en un barrio más de la ciudad en el siglo XVI, bajo el dominio de Austria, cuando se ampliaron los límites administrativos de Cracovia. Resulta curioso que hoy en día ya no existe ninguna separación entre este barrio y Stare Mesto, debido a que el curso del río fue modificado posteriormente.
En la actualidad se trata de un barrio de mucho interés turístico y cultural, dividido en una parte cristiana (más al sur) y la parte judía (más al norte). En la parte judía, se pueden visitar un total de siete sinagogas; las dos más importantes son la Vieja Sinagoga (Stara Synagoga) y la Sinagoga Remuh, ambas situadas en la calle Szeroka. Para visitar las sinagogas es necesario que los hombres se pongan la Kipá, típico gorro judío, si bien está incluido en el precio.
La Vieja Sinagoga, el templo judío más antiguo de Polonia, construida en el año 1500, fue saqueada por los nazis que la dejaron medio destruida. Gracias a su posterior restauración, hoy en día se puede seguir disfrutando de ella a modo de museo de la cultura hebrea.
La Sinagoga Remuh es la única que actualmente presta servicios a la comunidad judía, dado que el resto están únicamente habilitadas para el turismo. Resulta muy interesante visitar también su cementerio que data del siglo XVI y es, junto con el de la ciudad de Praga, el más antiguo de Europa. Sus lápidas fueron también destrozadas durante la Segunda Guerra Mundial pero esto sirvió para que durante su posterior restauración se encontraran lápidas incluso renacentistas de gran interés.
Ya en la parte cristiana del barrio, se pueden visitar distintas iglesias, como la de Santa Catalina, que son claro ejemplo de la tradición católica de Cracovia. En la Plaza Wolnika, plaza del Mercado, se sitúa el antiguo ayuntamiento de Kazimierz donde hoy está el Museo Etnográfico. Al lado está la iglesia de Corpus Christi, la más longeva del barrio ya que data de 1340.
Fuera de Kaziemierz, al otro lado del río Vístula cruzando por el puente J. Piłsudski, se encuentra el barrio obrero de Podgórze, donde en 1941 los nazis establecieron el gueto judío totalmente aislado de la ciudad. Hasta 15.000 judíos malvivieron en únicamente 30 calles, tocando aproximadamente a dos metros cuadrados por persona. Todavía hoy permanecen en pie las casas originales de las que se expulsó a los propietarios polacos para hacinar allí a la comunidad judía.
El centro neurálgico del gueto era la Plac Zgody, irónicamente llamada entonces plaza de la paz, dónde todavía hoy se encuentra la farmacia Apteka pod Orlem, regentada por Tadusz Pnakiewicz, el único polaco al que se le permitió mantener un negocio en el interior del gueto. Era en esa misma plaza donde las fuerzas de las SS obligaban a los judíos a deshacerse de sus pertenencias antes de subir a los vagones de tren que les llevarían a los campos de concentración. También allí lanzaban desde las ventanas los muebles y enseres de las casas que los nazis ocupaban y destrozaban. En su memoria, hoy en día la plaza ha pasado a llamarse la Plac Bohaterow Getta, plaza de los Héroes del Gueto, y alberga 70 sillas vacías como recuerdo de lo que allí sucedió.
Otro de los vestigios que quedan son los restos del muro que delimitaba los confines del gueto y que los nazis mandaron construir con forma de lápida para dejar bien claro a los judíos que les esperaba la muerte. Y así ocurrió, puesto que en 1943 el gueto fue liquidado con el traslado masivo de los judíos a los campos de concentración, como el de Plaszów, situado en la misma Cracovia o el de Auschwitz. Todos aquellos que no eran considerados útiles para trabajar fueron asesinados en la plaza.
No muy lejos de la muralla, en la calle Lipowa, se encuentra la antigua fábrica de Oscar Schindler que actualmente es un museo multimedia muy interesante sobre la ocupación nazi de Cracovia. La película de Spielberg, “La lista de Schindler”, basada en el libro de consiguió recuperar del olvido la trágica historia de lo vivido por los judíos en estos barrios polacos durante la Segunda Guerra Mundial.
Si quieres conocer más de cerca la historia de Kazimierz y Podgórze durante esos años de horror, te recomendamos la lectura de el libro de Tadeus Pankiewicz “Farmacia en el Gueto de Cracovia” que cuenta de primera mano su experiencia como farmacéutico del gueto, su trato con los judíos que vivían allí recluidos y con los agentes de las SS. Otra lectura interesante es “El arca de Schlinder” de Thomas Keneally que ofrece ona perspectiva más amplia que la película que vino después.
Tagged: campos de concentración, sinagogas