Revista Remedios

Craneotomía, información general

Por Alfreidx

Uno de los campos médicos en los que más avances se están desarrollando es el de la neurocirugía. Problemas neurológicos de diversos tipos están siendo tratados mediante diversas técnicas, tanto farmacológicas como quirúrgicas. Una de ellas es la craneotomía, que en ocasiones se confunde con otro tipo de intervenciones y alrededor de la cual giran algunos bulos.

¿Qué es una craneotomía?

La operación conocida como craneotomía es una intervención en la que se extrae una parte del cráneo a fin de dejar el cerebro a la vista del cirujano. Para ello se emplea un instrumental específico, con el objetivo de sacar la pieza de hueso completa. Tras la intervención que se tenga que realizar en el cerebro, esta pieza se vuelve a colocar en el lugar del que se extrajo.

¿Para qué sirve una craneotomía?

Hay varios motivos por los que puede ser necesario intervenir de este modo. A continuación enumeramos los más importantes:

  • Tumores cerebrales: Para diagnosticar el estado del tumor, extirparlo, biopsiarlo o tratarlo con el fin de eliminarlo de algún modo.
  • Limpiar o reparar tejidos: Cuando sucede un aneurisma, se detecta un coágulo en el cerebro o se produce una infección, es necesario acceder a la zona para limpiar o reparar ese tejido y evitar problemas mayores.
  • Tratamiento de la epilepsia: Las convulsiones producidas por ataques epilépticos a veces se pueden reducir con cirugía.
  • Colocar estimuladores del movimiento: En males como el Parkinson, se están probando técnicas con dispositivos que estimulan determinadas regiones del cerebro. Estos dispositivos se implantan bajo en cráneo.

El cirujano puede determinar que es necesario realizar una craneotomía en otros casos, dependiendo de su gravedad o las consecuencias de no actuar de este modo.

¿Cómo se hace?

Lo normal es sedar al paciente con anestesia general, por lo que este estará dormido durante toda la intervención. Al tratarse de una operación muy delicada, se extreman las precauciones para que la asepsia sea total. Se rasura el cabello de la zona y se limpia el cuero cabelludo para eliminar cualquier contaminación.

El cuero cabelludo es abierto mediante una incisión con un bisturí, para dejar al descubierto el hueso o huesos del cráneo que se van a tratar. Con un instrumento denominado craneotomo se practica un agujero en el hueso, que permite levantar un pedazo suficientemente grande para realizar las acciones necesarias en el cerebro.

Tras retirar el hueso, se tienen que abrir las meninges, una serie de capas que actúan como protección de la masa encefálica, que es lo que popularmente se conoce como el cerebro.
Terminada la intervención para la que se necesitaba la craneotomía, se cierran las meninges y se vuelve a colocar el hueso exactamente en la misma posición que estaba. Todo se debe hacer con una precisión extrema para que la estructura vuelva a su estado original. Finalmente se dan puntos en el cuero cabelludo. Durante los primeros días se pone un drenaje para que la sangre u otros fluidos que puedan generarse tras la operación salgan y el paciente se recupere. Se venda la cabeza para proteger la zona de infecciones y otros elementos.

¿Qué complicaciones puede tener?

Una craneotomía es una operación sumamente delicada, ya que el cerebro es un órgano vital. Por lo tanto, al igual que ocurre con cualquier intervención quirúrgica, puede haber alguna complicación. Dependiendo de la zona en la que se haya practicado, se pueden ver afectadas una o varia partes del cuerpo diferentes. Algunas de las que pueden ser habituales son las siguientes:

  • Cambios en la presión arterial.
  • Debilidad en los músculos.
  • Coágulos de sangre.
  • Ataques convulsivos.
  • Hinchazón de la masa cerebral.
  • Infección.
  • Problemas debidos al uso de anestesia general (sensibilidad extrema a la sedación o alergia).

Otras complicaciones pueden presentarse, aunque no son frecuentes y se relacionan con determinadas zonas del cerebro en las que se haya operado:

  • Pérdida de memoria o problemas para recordar ciertas cosas.
  • Dificultad para articular las palabras.
  • Descoordinación corporal o problemas de equilibrio.
  • Estado de coma.

Puede haber otras, dependiendo de cuál haya sido el problema para el que se haya abierto el cráneo. Lo mejor es hablar con el cirujano y aclarar todas las dudas que pueden surgir.

Bulos que giran en torno a la craneotomía

Como suele ocurrir con casi cualquier operación, sobre todo si es tan delicada como esta, hay una serie de ideas erróneas respecto a la craneotomía. Veamos algunas de ellas.

  • La craneotomía solo se practica cuando no hay otra alternativa: Digamos que esta es una mentira a medias, porque es verdad que a veces se puede intervenir cuando se han intentado otros tratamiento sin éxito. Sin embargo, un cirujano puede proponer la operación para tratar un problema de forma eficaz. A menudo es más rápido y efectivo que otro tipo de tratamientos, y tiene menos efectos secundarios.
  • Una craneotomía solo se practica cuando hay un derrame: Como se ha comentado ya, se puede programar una craneotomía para un buen número de situaciones. De hecho, en caso de derrame es posible que sea necesario actuar de un modo diferente, dependiendo de la gravedad de este y la rapidez con la que haya que actuar.
  • Después de una craneotomía no se puede recuperar la vida normal: Los pacientes que han sido sometidos a una craneotomía pueden volver a realizar tus tareas habituales, una vez que se han recuperado por completo. Podrán conducir de nuevo, incorporarse a su puesto de trabajo o hacer vida totalmente normal, como volar en avión o salir de viaje. Algunas de estas cosas se hacen en cuanto se sienten bien, mientras que para otras se esperan varias semanas o meses, incluso hasta un par de años o más, dependiendo de las complicaciones que se hayan presentado tras el postoperatorio.
  • La craneotomía y la craniectomía son lo mismo: Parecen similares por tener un nombre casi idéntico, pero lo cierto es que hay diferencias notables entre una craneotomía y una craniectomía. En el caso de la primera, el hueso del cráneo se vuelve a colocar en su sitio, por lo que se intenta extraer en una sola pieza o en el menor número posible de estas para recomponerlo después. Con la craniectomía se desechan los trozos de hueso que se retiran, por lo que tanto el instrumental como la aplicación de cada intervención pueden variar.

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