Imagen: Lydia Cazorla
Ya estamos casi en Septiembre, esa época tan “loca” en la que uno se cree que se va a comer el mundo porque en esas horas de dolce fare niente veraniegas, ha proyectado mil veces una vida slow, unas mañanas organizadas y unas tardes en las que todo fluye. Esa sensación de bienestar que da vivir la vida como uno quiere vivirla.
¿Te suena? ¿Te pasa?
Yo este curso me como el mundo. Estoy totalmente determinada a crear la vida que quiero vivir.
Dicho así suena hasta garandilocuente, pero no va de eso la cosa, va de vivir disfrutando de lo sencillo, de hacer que cada pequeña cosa sea un poquito especial, de sentirse en sintonía con uno mismo…
Lo primero que he hecho es ilusionarme mucho con todo el proceso, yo es que con lo de ilusionarme soy muy facilona, lo más nimio ya me pone on fire.
El segundo paso ha sido hablar, y consensuar (en la medida de lo posible) con lo peques -ya no tan peques- como nos gustaría que fueran las cosas en casa, como vamos a organizar las tardes, que nos apetece comer, que nos gustaría hacer …
Y con esos consensos y toda la ilusión del mundo he decidido que estas pequeñas cosas me van a acercar a ese fluir que ando buscando.
. Hacer 10 minutos de mindfullness con los peques después de la merienda. Eso les ayudará a desconectar para volver a reconectar de nuevo y seguir con las actividades de la tarde con energías renovadas y mejor humor.
. Cenar a las 8 (siempre y cuando no lo impidan las extraescoalres) Si hay extra escolar vamos a intentar cenar a la hora de la merienda y hacer un snack a la vuelta. Como madrugamos bastante hay que ir a dormir tempranito y no me gusta nada la idea de ir a dormir directos después de la cena, me parece que es una buena opción, raruna quizás, pero todo es acostumbrarse.
. No usar pantallas mientras estamos en familia. Ni ellos, ni nosotros. Eso a rajatabla.
. Me he propuesto desconectar de las pantallas, inclusive la televisión, antes de las 10 pm. Hay mejores cosas que hacer, leer, escribir, hacer punto, darse un masaje en los pies, escuchar música…
. Quiero estar en la cama a las 10,30 y meditar 20 minutos antes de dormir. A las 11, luces fuera.
. Levantarme temprano, para tener un ratito antes de que todo se ponga en marcha. Meditar 10 minutos, tomar un café en silencio y preparar los desayunos a consciencia.
. Hacer ejercicio 3 veces en semana. Zumba, pilates, yoga…
. Caminar rodeada de verde un ratito cada día. No sé si es la edad, pero el cuerpo me pide verde.
. Comprar flores. Me encanta tener flores frescas en casa, es un pequeño capricho que creo que me voy a dar a menudo.
. Cocinar en modo batch y reservar al menos una tarde para cocinar con los niños. Yo he tardado 40 y pico de años en entender que alimentarse bien y comer rico no esta reñido y que cuidarse ahora y cuidar de tu yo del futuro, espero que ellos lo integren un poco antes.
. Establecer rutinas para las tareas diarias y respetarlas. Lo de las rutinas me cuesta horrores y siempre pienso que me ayudaría a sentirme más centrada. Díficil no parece. Sí el lunes por la mañana es el día de la colada, pues se hace el lunes y no el miércoles a mediodía ¿es así? Intentaremos ilusionarnos con eso también.
. Empezar el camino hacia una vida mas “zero waste”.
. Aprender algo nuevo.
. Ver a mis amigas más a menudo. Ni Hygge ni slow life ni tonterías. Una charla entre amigas le reconcilia a una con la vida.
Como ves son propósitos a nivel muy práctico. No pienso para nada hacer de ellos un dogma. No me gusta la rigidez, pero si pienso que estos pequeños gestos, van a facilitar poder disfrutar del aquí y ahora y conseguir ese lifestyle fluido y relajado que tanto me apetece.
Feliz vuelta a los nuevos comienzos.