Como podemos imaginar, crear un logo o la conceptualización y diseño de un logotipo para una empresa o negocio es algo muy significativo y relevante, puesto que mediante el logo podemos llamar la atención de mucha gente y por ende, aumentar el número de clientes y de servicios prestados.
La imagen de nuestro negocio es algo clave para conseguir llegar a donde queremos llegar.
El logo es parte de la marca, nace con el naming y se desarrolla con el branding, dando el empaque visual de los valores que la marca quiere transmitir.
Como se solía decir, la cara es el espejo del alma, y en este caso, el logo es la cara de nuestra empresa.
En él se verán reflejados nuestros principios y nuestros servicios y productos prestados. Será lo que la gente recuerde de nuestra empresa y lo que reconocerán a primera vista tras divisarlo en cualquier lugar.
Por tanto un logo o logotipo es una representación gráfica que identifica a una marca de manera visual para facilitar el reconocimiento de la misma, diferenciarse de su competencia y asociarse a los productos o servicios que comercializa.
En este sentido existen tres tipos a tener en cuenta:
- Isotipo: es la parte gráfica o dibujo
- Imagotipo: es un símbolo más el texto (palabras sin agrupar) que lo acompañe.
- Isologo: símbolo más las palabras agrupadas.
De modo que, crear un logo es algo que requiere una especial dedicación, tiempo, y sobre todo diseño. Si conseguimos crear, finalmente, un logo que la gente logre guardar en sus memorias, habremos triunfado.
Podemos pensar en marcas míticas cómo puede pueden ser marcas de deporte como Adidas o Nike. Si lo pensamos, su logo nos viene a la cabeza y somos capaces de recrearlo y recordarlo a la perfección. Lo mismo ocurre con otros logos, como el de McDonald's. Siempre recordaremos logos tan llamativos. De modo que, es eso lo que debemos conseguir con nuestro logo, que sea recordado.
Así pues, hay una serie de consejos o mini tips que podemos seguir a la hora de obtener un diseño de nuestro propio logo.
Si hacemos caso a estos consejos, conseguiremos finalmente obtener un resultado satisfactorio que llegue a todo el mundo.
Simplicidad en el logoEn primer lugar, se premia la simplicidad.
Si creamos un logo simple, estaremos creando un logo fácil de recordar. Es preferible contar con formas sencillas y colores neutros, antes que optar por varios colores mezclados y formas extrañas que al final serán mucho más difíciles de recordar.
Pensemos, por ejemplo, en el logo de Apple. Una manzana gris. Así de simple. Es un logo que todo el mundo conoce e identifica alrededor del mundo, y vemos que la sencillez es lo que reina en este logo.
Algo similar es lo que debemos lograr para conseguir el logo ideal.
Consistencia del logoSeguidamente, se recomienda usar un logo consistente.
Con esto, se quiere decir que el logo ha de reflejar los principios del negocio en cuestión. Se trata de ser coherente.
Nuestro logo ideal ha de transmitir lo que el negocio quiere decir. En otras palabras, si nuestro sistema o productos son fáciles de usar y tienen unas instrucciones transparentes, el logo debe reflejar en cierto modo todo esto.
Para esto anteriormente mencionado, debemos pensar claramente y desglosar todas y cada una de las características del negocio, para así poder trasladarlas al logo de la mejor forma posible y hacerlas visibles en el mismo.
A continuación, el logo ideal, como comentábamos en párrafos anteriores, ha de ser simple.
Logo novedoso o disruptivoSin embargo nunca está de más un toque novedoso, atrevido y atractivo que permita a los clientes recordar el logo con más claridad. Algo que sea especialmente característico y único en nuestro logo para que nunca sea olvidado.
Esta magnífica mezcla de novedad con sencillez nos llevará al triunfo seguro de nuestra marca mediante el logo. Este pequeño toque novedoso dará que hablar a la gente y la marca se irá moviendo de boca en boca, dándose a conocer sin apenas poner esfuerzo de nuestra parte por ese lado.
Así pues, veremos cómo nuestro logo es fácilmente aplicable a una gran variedad de productos que nos permitirán publicitarnos prolongadamente.
Podemos poner nuestro logo en libretas, en camisetas, en vasos, en CD's, en pendrives... En una gran variedad de productos que podamos regalar o vender a la gente y que vaya a ver el logo por mucho tiempo, haciendo así que sea más recordado cada vez.
Además de todo esto, para todos los negocios emergentes es muy recomendable arriesgarse en su justa medida y conseguir algo más atrevido, un logo, por así decirlo, ligeramente extraordinario.
Por el lado contrario, si se trata de una empresa que ya tiene experiencia en su sector, ya es reconocida y está establecida, no le merecerá la pena.
Siendo una empresa emergente, nunca hay mucho que perder y siempre es bueno arriesgarse, ya que esa es la base del triunfo.
Por consiguiente, incluir en el logo algún elemento referente a tu sector o que sólo la gente realmente interesada pueda identificar, será un punto clave que hará que el logo, así como la empresa, tenga éxito.
Finalmente, sólo queda añadir el último paso que podemos seguir para crear nuestro logo. Si no estamos seguros de éste, siempre podemos evaluarlo de diferentes maneras.
Ya sea preguntando a familiares y conocidos, o directamente haciendo una amplia encuesta en Internet o en las redes sociales, mediante la cual la gente puede votar u opinar sobre el logo.
También podemos exponer un par de logos o algunos más para someterlos a votación y quedarnos con el preferido. Siempre hay distintas maneras de obtener ayuda externa para terminar de decidirnos.
Es fundamental obtener feedback que nos ayude en el proceso de mejora y diseño final del logo. De todas formas nunca olvidemos que todo logotipo evoluciona con la propia marca sufriendo mejoras y modificaciones sustanciales, pero manteniendo la esencia que le vio nacer.
Por eso es un elemento crítico del branding.