Continuación sobre el análisis sobre la relación entre confianza (Gallup y percepción de corrupción) y la creación y distribución de riqueza. Según el informe de la OCDE encontraba cierta relación entre el índice Gini que indica como se distribuye la riqueza en un país (a menor valor, más redistribuida es la riqueza y a mayor valor, más concentrada está la riqueza en menos manos). Aquí no se terminaba de encontrar si la relación era que los países igualitarios generaban más confianza entre los ciudadanos o bien la mayor confianza entre los ciudadanos generaba sociedades más igualitarias.
El informe de la OCDE adolecía de un problema serio, comparaba sociedades muy divergentes. La diferencia entre Turquía o Bulgaria y EEUU y Suecia es mucho mayor que entre Suecia y EEUU, o entre España y Alemania. Los altos niveles de desigualdad y desconfianza en Turquía y México y los altos niveles de confianza e igualdad en Suecia o los países nórdicos permiten encontrar esa correlación. El problema es que si se extiende a países en vías de desarrollo africanos donde la confianza entre los ciudadanos es muy alta (superior incluso a la nórdica) pero el índice Gini es totalmente distinto al de los países nórdicos la correlación se rompe.
Por eso creo que el análisis correcto es estudiar sociedades y países que socioeconómicamente sean más parecidos. Utilizo los mismos criterios de selección de países que en la primera entrada. Es decir, UE15 + Suiza, los países anglosajones más desarrollados, Israel y Japón, con la única excepción de Polonia como un único caso de país de Europa oriental que es de los que más rápido emergen. A excepción de Polonia, las sociedades y capacidad socioeconómica es más homogénea, y permite mayor proximidad al “ceteris paribus” para poder sacar conclusiones.
¿La igualdad realmente genera más confianza (o viceversa, la confianza genera más igualdad)?
Los datos analizados se pueden extraer de la base de datos de la ONU y de la percepción de corrupción de transparency.org.
Veamos la correlación existente entre índice de Gini y la percepción de corrupción y la confianza (Gallup 2012) que son nuestros indicadores de análisis de nivel de confianza.
Como vemos no hay ninguna correlación fuerte para niguna de las dos variables. Hay una correlación relativamente débil entre índice Gini y confianza pero con un R^2 de 0.2572 es bastante osado intentar decir que la “confianza genera igualdad” o la “igualdad económica genera confianza”. Suiza con un gran nivel de confianza mútua tiene mucha más desigualdad económica, mientras Alemania o Francia con unos niveles de redistribución relativamente buenos, tiene unos niveles de desconfianza entre los ciudadanos bastante altos.
Lo que ya es descartable es que la confianza en las instituciones tengan una relación clara con la redistribución económica. Italia o Grecia donde la credibilidad en sus instituciones es terriblemente baja, son países cuyas instituciones redistribuyen la riqueza mejor que EEUU, Israel, Japón o Portugal.
Por eso la conclusión que hace la OCDE de “mayor confianza es igual a mayor redistribución de renta” no es correcta. O mejor dicho es correcta a un nivel muy débil, insuficiente para sacar una conclusión seria a su favor.
La percepción de corrupción y la confianza entre los ciudadanos sí que está fuertemente relacionada
Otra de las cuestiones a comparar es el nivel de corrupción percibida y la confianza entre los ciudadanos. En este caso la correlación sí que es bastante más profunda.
Con un R^2 de 0,64 podemos comenzar a creer que la correlación es más seria que una “muy leve tendencia”. Es curioso observar como los alemanes, belgas, franceses o luxemburgueses confían algo más en sus instituciones que en el resto de los ciudadanos que la media de países analizados, mientras los suecos, daneses, finlandeses, griegos o italianos confían más en sus conciudadanos que en las instituciones que la media de los países analizados. Curioso porqué en España a nivel mediático las instituciones están bastante contestadas y la confianza aparente en “la política de los ciudadanos (léase 15M et. al.)” es el paradigma, mientras la realidad es otra, la relación de confianza ciudadanos vs. instituciones sale algo más favorable a las segundas respecto la media europea.
Tiene cierto sentido que la percepción de corrupción afecte a la confianza mútua entre ciudadanos o viceversa. Si a tu alrededor te están estafando o tienes la sensación de que te van a estafar, se pierde la confianza en las instituciones “si mi vecino tima a hacienda y no le pillan, hacienda debe ser incapaz de controlar los casos de fraude fiscal serios”, si temes que tu vecino te pueda estafar también generará la sensación de que las instituciones van a haber estafadores. Al revés, si crees que las instituciones son incapaces de resolver los casos de corrupción, estafas, etc.. te verás más expuesto y con más miedo a que tus conciudadanos te estafen o engañen ya que las instituciones a las que puedes recurrir en caso de que sufras un engaño o estafa, no serán capaces de resolver tu problema porqué o son corruptas o incompetentes.
Conclusión, hay una línea para mejorar la confianza y eventualmente la creación de riqueza
La fuerte correlación entre confianza ciudadana y percepción de corrupción por un lado y la correlación algo más débil pero significativa entre creación de riqueza y percepción de corrupción y en menor medida entre confianza y creación de riqueza tiene un elemento fuerte en el que las actuaciones políticas pueden influir.
El objetivo de las reformas institucionales y las acciones políticas han de ir encaminadas a generar confianza de los ciudadanos hacia las propias instituciones. Las políticas de transparencia y open data pueden parecer cosas de “modernillos” gafapastas con ganas de poder sacar los colores a una administración y emprendedores con ganas de hacer negocio con estos datos, pero tienen más importancia que la aparente. Por otro lado, la sistemática destrucción mediática de la imagen y credibilidad de todas las instituciones no lleva más que a fomentar la ruina en la propia confianza entre los ciudadanos y a un país con menor ganas de generar riqueza y negocios. También la negativa a afrontar de cara los casos de corrupción o los problemas de cuestionamiento de las propias instituciones aunque aparentemente pueda jugar a favor de la institución u organización que elude el problema o lo encubre para evitar el desgaste político, tiene consecuencias más a largo plazo.