En el último número publicado de la revista ProvidaPress, Justo Aznar informa de un importante descubrimiento científico. Desde que en mayo de 2010 se comunicó por el equipo de Craig Venter la producción de la primera célula sintética, quedó abierta la posibilidad de producir sintéticamente, no solo una célula, sino también un animal vivo. Ahora, dos años después, un científico español, Edudardo Moreno de 41 años, actualmente trabajando en el Instituto de
Biología Celular de la Universidad de Berna consigue esto, producir una especie sintética de la Drosophila megaloblaster.
La biología sintética es un área de la investigación biológica que combina la ciencia con la ingeniería. En esta ocasión, Moreno ha combinado los principios de la biología sintética y de la evolución para crear una nueva especie, partiendo de unos pocos elementos ya conocidos. En efecto, utilizando transgenes prexistentes y mutaciones recesivas de la Drosophila melanogaster, ha conseguido producir una población de moscas con ojos más pequeños y diferentes variaciones que, a su juicio, cumplen los criterio para afirmar que se trata de una nueva especie animal, al comprobar que la población creada no puede reproducirse al cruzarse con la especie natural de la que procede, la Drosophila melanogaster; pero si puede hacerlo con individuos de la nueva especie sintética. Por ello, el autor propone el término de “especies sintéticas”, para distinguir la así creada de las “especies naturales”.
La especie generada por Moreno tiene la particularidad de que no puede sobrevivir fuera del medio de laboratorio en el que ha sido producida. La nueva “especie sintética” al no poder hibridarse con la especie de Drosophila natural, no pone en peligro la preservación de la biodiversidad, aspecto ético muy importante en la evaluación de este gran hallazgo investigador.
Con este hallazgo de Moreno, se po dría dar alguna luz a la aparición de nuevas especies animales, que podrían surgir de mutaciones genéticas, probablemente espontáneas, que podrían dar lugar, utilizando material genético de la especie inicial, a unas nuevas especies, que al no poder hibridarse con la original, pero sí con la especie creada, pudiendo generar progenies de esa nueva especie. Esta posibilidad da al trabajo de Moreno una especial relevancia no solo en la aplicación para el desarrollo de nuevas estructuras animales que pudieran ser utilizadas con fines bio médicos, sino también en cuanto puede dar luz a un escollo, no bien resuelto, de la teoría de la evolución.
El logro de Moreno, al crear una nueva “especie sintética”, abre numerosas puertas que podrán ser beneficiosas para el hombre en concreto y la naturaleza en general, aunque ello tendrá siempre que ser regulado por el tamiz ético.