Creación, energía e integridad

Cuando salió de la universidad, David se dedicó a buscar un primer trabajo que le proporcionara en poco tiempo el dinero suficiente como para poder tomarse el invierno libre.  Tenía montones de libros que leer.

El trabajo consistía en vender aspiradores utilizando un discurso articulado hasta la última coma y del que no estaba permitido desviarse ni un milímetro.  A pesar de que las jornadas se iniciaban con todo el mundo levantándose de la silla y entonando los himnos de la empresa, David descubrió en toda aquella comedia y en la humildad que a veces implicaba aquel trabajo, el principio de un final.  Sus tres meses intentando suavizar sus modales al entrar en los hogares de los demás para vender aspiradoras, le enseñaron mucho sobre los sentimientos y esperanzas de millones de desconocidos, sobre su vida y su muerte.

-Todo el mundo debería dedicarse a vender y llamar puertas –dice David-.  Se aprende aquello de lo que realmente habla la gente, lo que realmente sucede, la verdad pura y dura.

-Fue una experiencia seria –prosigue-. No puedes imaginarte la de personas solitarias que existen, que se pasan la tarde contemplando series en la televisión o bebiendo hasta que cae la noche. Pasamos un rato juntos.  Hablamos de decencia, de paternidad, de sociedad.

David tomó consigo sus recién aprendidas lecciones, una maleta llena de libros y las comisiones de ventas de tres meses, para trasladarse a una pequeña cabaña del norte de Minnesota.  Aquel invierno de lectura, de contemplar a los ciervos corriendo por el lago helado y de escuchar el aullido de los lobos, fue su primera experiencia sabática.

-Regresé de los bosques muy feliz –dice-. Necesitaba dar un contexto a mis experiencias, no permitir que el hueco entre una cabeza llena de información y lo que debía hacer con ella se hiciera muy grande.  Era la forma de cubrir algunas carencias en mis habilidades respecto al conjunto de cosas que me importaba.  Leer de nuevo era maravilloso, era recuperar la energía.

-Me convencí entonces de que las temporadas sabáticas debían formar parte esencial de mi vida–

–Hay gente que está ahí haciendo lo que sabe hacer. Tienen la pasión –dice David-. Acabarán encontrando el camino, sea cual sea.

–Déjate llevar por la pasión –exhorta David–, pero céntrate en la efectividad. La motivación no garantiza en absoluto la implementación.

David resume:

-Lo que todos tenemos son tres cosas: creatividad, energía e integridad. Si seguimos alimentando esas tres cosas, seguiremos contribuyendo con nuestro valor en cualquier puesto de trabajo, sean cuales sean los requisitos del trabajo en particular.

“El músico debe escribir su música, el artista debe pintar, el poeta debe escribir, si quiere conseguir estar por fin en paz consigo mismo”. Abraham Maslow

“Hay mucha gente equivocada respecto a lo que constituye la verdadera felicidad. No se consigue con la ayuda de la gratificación personal, sino manteniéndose fiel a un propósito que merezca la pena”. Helen Keller

“Vivir y ganarse la vida”, de Mark Albion.

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