Revista Opinión

Creador: ¿quién es quién?

Publicado el 26 diciembre 2019 por Carlosgu82

Al hilo de lo que planteaba en mi artículo: Ser o no ser (artista), en el que abogaba por una popularización del arte (en todos sus aspectos), desearía reflexionar, en esta ocasión, sobre la capacidad de ciertas personas para crear, mientras que otras se limitan a la imitación de la realidad, al menos yo pensaba que esto era así, que nacíamos con unas facultades innatas para la creación o no había nada que hacer.

Ahora pienso que todo es más complejo, al menos en el mundo del arte, de la representación, en el que nada es lo que parece ¿cómo podemos medir el grado de inventiva de una obra? Desde el momento en que iniciamos el proceso de trasposición de la realidad tridimensional a un soporte plano estamos haciendo un ejercicio imaginativo que eclipsa a todos los demás. Y no sólo eso, ni siquiera es necesario dicha trasposición, podemos mantener esa tercera dimensión, seguirá siendo un artificio (en el mejor sentido de la palabra) o incluso podemos incluir una cuarta dimensión que es el tiempo (nos sólo se presenta ésta en el cubismo sino en la arquitectura).

¿Es más original una obra abstracta que una realista, o que una simbolista? ¿Es mayor el valor de un graduado en Bellas Artes que el de un aficionado? Estas preguntas bombardean constantemente en mi mente, y es que cuando uno intenta digerir todo lo que se le ha sido transmitido durante años de estudios oficiales, cae en la cuenta de que la historia escoge a sus héroes, no siempre por sus proezas, sino por la oportunidad de haber vivido en el tiempo y en la época adecuada.

¿Es lícito que un historiador juzgue a un artista? ¿Es justo que un crítico logre introducir un nombre más en el Olimpo de la Historia del Arte, por encima de otros miles de nombres? Es cierto, existe la factura, la técnica, el estilo, la personalidad, incluso la evolución en un artífice y todo ello es virtud ¿qué duda cabe? Pero la inventiva es propiedad del Artista, de todos al tiempo. Da igual que acabe amontonando pequeñas o enormes obras en cualquier habitación o estudio. Como dije al principio, el momento de la extracción (desde la realidad o desde la imaginación) de un nuevo cuerpo en el espacio, valida el adjetivo “artista”, en mi opinión.


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