Revista Arquitectura

Crean un material fuerte como el aluminio que imita la cutícula de los insectos – ABC.es

Por Arquitecturas @arquitectonico

Ciencia

Wyss Institute Una réplica del ala de un insecto hecha con el nuevo material llamado Shrilk. ABC.es

Wyss Institute Una réplica del ala de un insecto hecha con el nuevo material llamado Shrilk. ABC.es

De excepcional resistencia, ligero, barato y biodegradable, podría reemplazar a los plásticos e incluso suturar heridas.

ABC.es / Madrid

Investigadores del Instituto Wyss de Ingeniería Inspirada Biológicamente en la Universidad de Harvard han desarrollado un nuevo material que imita la excepcional fuerza, resistencia y versatilidad de uno de los más extraordinarios sustancias de la naturaleza, la cutícula de los insectos. De bajo coste, es biodegradable y biocompatible, por lo que el nuevo material, llamado Shrilk, quizás pueda reemplazar algún día a los plásticos en productos de consumo y ser usado de forma segura en una variedad de aplicaciones médicas, según los científicos. Los resultados de la investigación aparecen en la edición online de la revista Advanced Materials.

La cutícula natural de los insectos, como la que se encuentra en el exoesqueleto rígido de una mosca o un saltamontes, está especialmente preparada para el reto de proporcionar protección sin añadir peso o volumen. Como tal, puede desviar ataques químicos y tensiones físicas sin dañar los componentes internos del insecto, mientras que da estructura a los músculos y las alas de los insectos. Es tan ligera que no inhibe el vuelo y tan delgada que permite una mayor flexibilidad. También es notable es su capacidad de variar sus propiedades, de rígida a lo largo de los segmentos del cuerpo y las alas del insecto a elástica en las uniones de sus extremidades.

La cutícula de los insectos es un material compuesto que consiste en capas de quitina, un polímero de polisacárido y proteínas organizados en una estructura laminar como la madera. Interacciones mecánicas y químicas entre estos materiales proporcionan a la cutícula sus propiedades únicas. Mediante el estudio de estas interacciones complejas y recreando este diseño laminar único en el laboratorio, los científicos de Harvard fueron capaces de diseñar una fina película con la misma composición y estructura que la cutícula de los insectos. El material se llama Shrilk porque está compuesto de proteínas fibroína de seda y de la quitina, que comúnmente se extrae de las conchas vacías de los camarones.


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