Revista Coaching

Crecer, duele…

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Crecer, duele…

por Ana Victoria García

Estoy viviendo una etapa del emprendimiento que es positiva pero a su vez te incomoda, molesta y te hace sufrir: se llama crecer.

Los conocidos "growing pains" han tocado la puerta de mi empresa y a diferencia de lo que creí que podía hacer para evitarlos o aprender a pesar de ellos, me doy cuenta que son inevitables.

Es muy normal, lo podemos ver hasta en el ciclo natural de vida; duele la adolescencia, duele el envejecimiento. ¿Por qué?, porque estamos pasando por un momento de cambio radical, de transformación, de metamorfosis. Y el cambio tiene siempre una reacción, no pasa inadvertido. Y si lo pensamos bien, es completamente necesario.

Si tú eres emprendedor, entenderás perfecto de lo que hablo. Si no lo has vivido y quieres crecer, no te perderás de este aprendizaje.

¿Pero concretamente a qué me refiero?

Los típicos "growing pains" se pueden detectar si estás viviendo alguno de los siguientes puntos:

1. Todos hacen todo

En la primera etapa de la empresa bendices contar con un equipo que esté dispuesto a hacer lo que sea, desde cargar cajas, llevar encargos, arreglar la línea de teléfono, ir al súper, etc.

Pero llega un momento en el que debes definir más claramente los límites de aquellas actividades en común que no tenían dueño y por ende todos participaban. Comienzas a darte cuenta que tienes un enorme montesori que tú mismo creaste y que ahora debes poner en orden

¿Cómo? A través de los necesario y a veces poco sexys "Procesos". Este es un gran consejo que te doy como emprendedor; tienes que empezar a mapear todo movimiento como proceso y asignarle un responsable.

Yo creí que se podía hacer desde un inicio y que así no se complicaría después. Error. Al inicio estás probando tu proyecto y debes ser flexible para poder ajustar tu modelo de acuerdo a lo que has aprendido probándolo con tu cliente, una vez probado y ajustado tu modelo, debes crear procesos claros por área para evitar que se dupliquen actividades, evitar confusiones, lograr eficiencias e institucionalización.

Suena ordenado y con estructura, pero en realidad a veces no le das prioridad, no sabes cómo hacerlo y lo pospones (porque eso hacemos con las cosas que no nos gustan tanto) y se convierte de un tope en el camino a una muralla que cuesta demasiado no ver y te impide avanzar.

2. Necesitas gente distinta

Cada etapa de una empresa, requiere un perfil distinto para continuar el crecimiento de la compañía. Hay perfiles que crecen y se desarrollan a la par de la compañía, la mayoría de ellos no.

Y estoy segura que si estás leyendo esto y lo has vivido, te has encontrado en una situación difícil en la que no quieres traicionar a aquella persona que te ayudó desde un inicio, creyó en el proyecto y ahora no está dando el ancho que requieres para llevar a la empresa a la siguiente etapa.

Es momento de pensar en planear tu estructura a mediano plazo.

Siéntate, elabora un organigrama que no necesariamente necesites y cubras por completo hoy, pero que necesitarás en un par de años. De esta manera, algunos puestos quedarán vacíos, pero tendrás una visión de qué perfiles deberás de cubrir en un futuro y toda la empresa entenderá hacia dónde se moverá la compañía y será más sencillo cualquier cambio o movimiento que debas hacer en tu estructura actual.

3. Se multiplican las confusiones

¿Sientes que tu oficina es un teléfono descompuesto? ¿Percibes una mala comunicación evidente? ¡Es probable que estés creciendo!

Como antes todos estaban en la misma oficina, había menos actividades, menos áreas, menos clientes, todo era más sencillo de visualizar en su totalidad. Conforme vas creciendo, las áreas se aíslan un poco, generan cierta autonomía y tienes como resultado una compañía que desconoce lo que hace un área de la otra. Es normal, pero debes corregirlo.

Primero entendamos que no todos sabremos todo, y que eso está bien. Después se deben crear procesos de comunicación y conciencia de que periódicamente se deben comunicar los sucesos importantes a las demás áreas. Esto lo puedes arreglar con una intranet, con un boletín interno, con chats, con juntas semanales en donde asignes un espacio para anuncios. Sobre comunicar y dar contexto sobre lo que haces dentro de la compañía es la clave.

Primero entendamos que no todos sabremos todo, y que eso está bien.

4. Te das cuenta que la mayoría de las decisiones recaen en ti

Llegó el momento de soltar un poco el control y comenzar a delegar. ¿Quieres crecer y no morir en el intento? Contrata bien, entrena bien, delega bien. Evita ser el cuello de botella del crecimiento de tu compañía y comienza a delegar actividades que tu equipo puede hacer igual o mejor que tú.

Confía en tu equipo, corrige si se equivocan, da retroalimentación y deja que aprenda cada quien a resolver y a decidir con respecto a lo que son responsables en la empresa.

5. El Excel ya no te es suficiente, necesitas sistemas

Sé que tal vez lo primero que te pasa por la cabeza ahora es "¿y cuánto me va a costar?"

Aunque no lo creas, hay muchas alternativas de sistemas que no requieren una alta inversión, algunas tienen esquemas de pagos mensuales, algunas soluciones son gratuitas.

Lo importante aquí es actuar a tiempo y evitar que te coma la operación antes de que elijas en qué proceso necesitas un sistema nuevo y lo empieces a implementar

Si te identificaste con uno o más puntos de los que mencioné, te felicito; ¡Estás creciendo! Pon atención y actúa con inteligencia. Estos dolores son un aviso de que debes hacer modificaciones en tu operación, escúchalos y cúralos, no los ignores.

Fuente: entrepreneur

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