Revista En Femenino

Crecer no es Madurar

Por Maternidadconsciente @MaternConscient
Crecer no es MadurarRecuerdo haber despertado un día, con mis "veintimuchos" años y haber pensado "Ok, ya crecí... cuándo será que voy a madurar?". Y no es que no hubiera estado a la altura de la circunstancia que estaba viviendo, podía hacerme cargo de todas mis obligaciones y responsabilidades con el nivel requerido, podía estudiar mi carrera, tener un trabajo de "adultos", relacionarme con personas de todas las edades, comprar mis cosas, viajar sola y todo lo que se supone que una persona adulta debe poder hacer por sí misma. Sin embargo, no me sentía madura, me sentía igual de niña que siempre, solo que mis tareas habían cambiado.Sin embargo no pensé demasiado, simplemente seguí en lo mío, asumiendo que así como crecer había sido natural, la madurez también sería natural y llegaría en algún momento sin que yo tuviese que buscarla.Pasó mucho tiempo, o quizás no fue mucho, fueron algunos años, pero cambiaron muchas cosas: en el transcurso de esos años me recibí, me enamoré, me casé, quedamos embarazados, experimenté una vida crecer dentro de mí y nació mi hija, formamos una familia en la que uno más uno resultó ser cuatro, y eso por contarles solamente lo que sucedió en el seno de mi núcleo más íntimo, porque sería iluso negar o desconocer las repercusiones de las vivencias familiares de personas amadas, como padres, hermanos, sobrinos y demás.Un día, en medio de unas vacaciones familiares, desperté en un hotel y miré a mi alrededor. Efectivamente... éramos cuatro. Recordé mi vida anterior en la que era yo sola, pensando solo en mí, viviendo para mí, en donde me sentía "adulta" porque era capaz de hacerme cargo... "hacerme cargo de qué?" me pregunté... hacerme cargo de mis cosas, de mis tareas, de mis responsabilidades, solamente eso.En este nuevo panorama en el que desperté esa mañana pensé: "esto debe ser madurar: haber formado una familia, hacerme cargo de otras personas, preocuparme y ocuparme de ellos". Error otra vez. Lo que había era pura y simplemente un cambio en las circunstancias, un cambio fuerte, sí, y muy grande, que traía aparejado un cambio de estructuras y de roles, un incremento en las responsabilidades, una nueva dinámica, pero no implicaba madurar.Me pregunté entonces qué es madurar. Hoy pienso que madurar es hacerse cargo de uno mismo,  es encontrar nuestro niño interior y curar sus heridas, es permitirle perdonar, es continuar en ese niño interior, la tarea de crianza que nuestros padres dejaron trunca, sanear sus errores y llevarlo de la mano por el camino hacia su propia superación y felicidad. Madurar es ayudar a nuestro niño interior a que comprenda que ya no es niño y que puede dejar ir a los fantasmas del pasado, que puede mirar debajo de la cama y dentro del ropero y ver que no hay monstruos, que puede olvidar que el compañero del jardín le mordió el dedo y perdonar a su papá por no haberlo acompañado el primer día de clases. Maduramos cuando comprendemos que lo que nos pasa es responsabilidad nuestra, que nuestros actos tienen consecuencias, que nuestra vida es el resultado de nuestras decisiones pasadas. Cuando por fin maduremos, nuestro niño interior sanará y será feliz, entonces podrá salir a jugar de vez en cuando, a asombrarse con alguna maravilla o algún milagro, a amar otra vez con la inmensidad de su inocencia, a jugar en el piso con nuestro niño... no ya el interior, sino el que la vida nos prestó para ser sus padres. Alguna vez te planteaste la diferencia entre crecer y madurar? qué es madurar para vos? Crees que se produce naturalmente o tenemos que lograrlo nosotros con un trabajo consciente? 

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