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Yo no tengo el conocimiento absoluto para saber si en las pasadas elecciones generales hubo pucherazo a favor del PSOE del falsario “doctor” Pedro Sánchez, quien, por cierto, hace ya más de un año que aseguró que iba a querellarse contra el diario que publicó abundante documentación demostrando que su tesis doctoral es un plagio, y en la redacción de ese diario digital siguen esperando sentados la llegada de la citación judicial.
Sí; admito que tengo muchas sospechas de que pudo existir el posible pucherazo, es decir, fraude en el conteo de votos. Y mis sospechas se fundamentan en dos apreciaciones.
Una. Aún me cuesta creer que un candidato socialista a la presidencia de la nación que, ya en la oposición, demostró ampliamente ser un demagógico que no conocía límites a su desfachatez, y una vez llegado al poder, su demagogia aún ha sido más patente a fuerza de hacer lo mismo que criticaba al anterior presidente, y a hacer lo contrario de lo que aseguraba que haría si llegaba a ser presidente, haya podido conseguir semejante cantidad de escaños, aunque luego no haya pasado de ser mandatario en funciones precisamente por su falta de facultades. Entiendo que las bolsas devoto corrupto que el PSOE tiene por toda España siempre le garantiza un mínimo importante de votos, al menos suficiente para seguir colocando en el Congreso a los más importantes de los secuaces del partido, pero me es difícil creer que haya una mayoría del pueblo español que aún sea capaz de apoyar a un candidato de laboratorio, de inexistente bagaje de provecho, que no es más que una reedición del nefasto, siniestro y traidor Rodríguez Zapatero.
Y dos. El hecho innegable de que la historia del PSOE se ve salpicada de no pocos capítulos de corrupción política-de la económica habría para llenar una enciclopedia de varios tomos- y que algunos de tales hechos aparecen relacionados con la ingeniería social necesaria para dar vuelcos electorales oportunos para los intereses socialistas y quienes gobiernan realmente al PSOE. De reciente recuerdo son los atentados del 11-M que llevaron en volandas a Zapatero a la Moncloa-no olvidemos el ensayo anterior de movilización de masas que se orquestó con el hundimiento del Prestige-, el asesinato del socialista Isaías Carrasco, oportunamente sucedido antes de las elecciones que renovarían a Zapatero en la presidencia con la inestimable y sangrienta ayuda de ETA, o las oscuras y habituales maniobras del infame Pérez Rubalcaba, recientemente fallecido y subido a los altares por los medios de izquierda y la mayoría de los medios que dicen ser de derechas aunque, en realidad, sean tan globalistas como los anteriores.
Con semejante antecedentes, y teniendo en cuenta de que el falsario doctor Sánchez solo puede ofrecer a sus votantes lanares la exhumación del cadáver de Franco como único “logro” de su gobierno, y que por añadidura acumula un número creciente de fracasos en su exigua carrera presidencial, ni descarto la manipulación del correo de votos, ni descarto algún hecho traumático y mediático a la medida del PSOE y su larga historia de fraudes y traiciones al Estado de Derecho.
En el siguiente vídeo de LaContra TV se expone, en esta entrevista a Rafael Palacios, fundador de la plataforma Elecciones Transparentes, una línea argumental que yo no considero descartable. Cuidado con el voto por correo.
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