Esta es la capacidad que tenemos las personas para aprender de nosotras mismas, dejando nuestra puerta abierta a nuevas experiencias aunque resulten un desafío; hace referencia al desarrollo humano.
Según el modelo de Carol Ryff, si tenemos un nivel óptimo en esta dimensión percibiremos una sensación de desarrollo continuo, nos veremos en progreso, estaremos abiertos a nuevas experiencias y seremos capaces de apreciar las mejoras personales.
En cambio, en caso de tener un nivel bajo en esta dimensión obtendremos sensaciones de no aprender de los retos que nos plantea la vida, sentiremos que no mejoramos y no seremos capaces de transferir logros pasados al momento presente.
Con ello, si poseemos un buen crecimiento personal, nos sentiremos en continuo aprendizaje, siendo capaces de aprender de aquellos que vamos recibiendo y sabiendo que tenemos los recursos para ir mejorando y salir fortalecidos de las distintas situaciones.