A propósito del aniversario 492 de la fundación de la ciudad de La Habana, la Plaza Vieja, en el centro histórico de la ciudad, vio nacer a una flor de casi una decena de metros de alto, cuyo nombre es Natura.La monumental escultura, es una obra de Juan Quintanilla, quien con su trabajo ha cambiado la paisajística de la parte más vieja de la capital, específicamente en el jardín Diana de Gales, la Iglesia Ortodoxa Griega, el Convento de Santa Brígida y en la Iglesia de Paula. Esta originalísima pieza tridimensional reproduce una extraña flor, ninguna especie en particular, que se eleva desde los adoquines de la añeja plaza, con llamativos pétalos y pistilos que nacen del elevado pedestal.
Al concebirla Quintanilla cuidó mucho de que la figura no resultara agresiva al entorno, sus partes: la columna de mármol sin pulir, y la parte superior que es de acero inoxidable, armonizan perfectamente con el medio, sin hostilidad visual. Las longitudes de las partes metálicas van desde los 2, 60 metros hasta los cinco metros, están patinadas en negro y cambian su aspecto de acuerdo a la luz del día. Natura es una de las ofrendas que los habaneros dedican a su ciudad con casi cinco siglos de creada, y que después de tanto tiempo es capaz de combinar, mediante su arquitectura, el paso del tiempo con asombrosa majestuosidad.