Con la irrupción en nuestra vida de las redes sociales, la democratización de los medios ha permitido que un simple comentario de un usuario genere tal ruido como el que ha alcanzado en los últimos días Pablo Herreros (periodista y bloguero).
Desde la entrevista realizada en La Noria a Rosalía García, madre de ‘El Cuco’, el pasado sábado 29 de octubre, Pablo Herreros decidió redactar una petición dirigida a las compañías que se anunciaron durante el programa. En ella les exigía que pidieran perdón ‘por haber financiado involuntariamente un contenido televisivo tan inmoral’.
La petición ha alcanzado más de 23.000 firmas y el sábado por la noche muchos estuvimos al pendiente de qué lo que se comentaba en Twitter respecto a este tema, siguiendo el hashtag #otraTVesposible (por cierto, elección muy acertada). Los comentarios de apoyo se sucedieron uno tras otro y el presentador de La Noria, Jordi González, quiso responder «a todas las críticas vertidas por diferentes medios de comunicación y redes sociales contra el programa» y únicamente se limitó a acusar en directo a otros medios, como Antena 3 o a Cuatro, por haber realizado una entrevista a Rosalía en similares condiciones. Su discurso tomo como eje principal el ‘linchamiento’ contra la libertad de expresión, bajo el que se han visto envueltos, y olvido reconocer que no todo vale. Un discurso que para la mayoría de los espectadores debió saber a poco.
Así, de ese pequeño comentario ha germinado un movimiento que ha logrado que La Noria gire y gire más ligera perdiendo algún que otro pasajero. Varios anunciantes importantes, como Campofrío, anunciaron a lo largo de la semana pasada la retirada de su publicidad y el resultado ha sido considerable pasando de 57 anunciantes a tan sólo unos 20 en el último programa. Telecinco rellenó los huecos con autopromos.
Esto deja claro que los anunciantes están cada vez más preocupados por la responsabilidad social y exigen en qué tipo de contenido se publicitan. Para ellos prima la marca y la estrategia de comunicación global que quieren desarrollar. Se han dado cuenta que su compromiso no es sólo una cuestión de audiencia sino también de contenidos, puesto que estar presente en ellos al final supone una identificación.
El gesto de Campofrío, por ejemplo, le ha supuesto comentarios de felicitación y agradecimiento por parte de sus fans en Facebook. Gente que ‘admite consumir sus productos y sentirse orgullosos de que su marca no apoye este tipo de televisión‘.