Revista Economía
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión”.
Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
En el mundo entero, hay personas que son acosadas y encarceladas por ejercer su derecho a la libertad de expresión, pero todo el mundo tiene derecho a buscar, recibir y difundir información e ideas sin temor o injerencias.
Este derecho es importante para el desarrollo personal y la dignidad de cada persona, y es fundamental para el disfrute de otros derechos humanos. La libertad de expresión ha sido siempre parte esencial del trabajo de Amnistía Internacional, y guarda una estrecha relación con el derecho a defender la propia opinión y con el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
Amnistía Internacional ha hecho campaña en favor de miles de presos y presas de conciencia: personas encarceladas a causa de sus convicciones políticas, religiosas o de otro tipo o a causa de su origen étnico, sexo, color, idioma, origen nacional o social, situación económica, nacimiento, orientación sexual o cualquier otra condición.
Acallar el debate
Los gobiernos han utilizado históricamente la “seguridad nacional” como excusa para acallar la oposición política y las críticas. En los últimos años se han invocado tanto el temor renovado al "terrorismo" como la seguridad para justificar un aumento de la represión de las personas y los grupos que ejercen su derecho a la libertad de expresión.
La introducción, en la mayoría de los países del mundo, de legislación antiterrorista más restrictiva está teniendo serias repercusiones en la libertad de expresión y en otros derechos.
Estas medidas son cortas de miras. El debate abierto y el respeto por los derechos humanos son el único marco en el que la seguridad y el desarrollo pueden sostenerse.
Todavía hay países en los cuales no hay libertad de expresión, ¿qué deberían hacer los ciudadanos para conseguir este derecho?