Ser runner está de moda. Reconozco que han sido un par las veces que he intentado engancharme a correr pero no ha surtido efecto, sigo prefiriendo caminar y disfrutar del paisaje que echar a correr como en las viejas clases de educación física. Me dicen que es falta de constancia, que no le doy la oportunidad que se merece, que debo intentarlo más. Será. O no. De momento no lo sé.
Lo que sé es que desde hace dos semanas alterno mis caminatas por la tarde con series de carreras y oye, salir a correr no pero esto de alternar tiene su cosa y de repente, cosas de la vida (y de que un amigo trabaje en esa sección, todo hay que decirlo) me sorprendo un sábado por la tarde admirando ropa técnica de runner, porque si voy a empezar a serlo un poquito debo abandonar mi disfraz de Decathlon de deportista ocasional. Y unas horas después, en el sofá de casa con una cerveza en mano tuvo lugar la siguiente conversación:
-Cariño, creo que me voy a hacer runner
-Runner? Sí la última vez que le pusiste ganas corriendo fue en nuestra postboda
-Sí, runner.
-Runner? Tú lo único que quieres es comprar mallas de colores y playeros cantosos
Y ante esa sentencia, me tuve que callar. Callar y reírme. No pude debatir más. Quizás mi señor marido tenga razón, quizás a mi lo único que me guste del mundo runner son los colores y estampados diferentes que se han puesto de moda porque en realidad, a mi lo de vestir con colores cantosos siempre me ha ido mucho aunque ahora lo lleve más en secreto. Igual decidir que quiero ser runner después de enamorarme de unos playeros mint y fucsia no es el mejor momento para hacerlo pero, ahora que lo pienso, ¿los playeros de running también valen para pasear, verdad?
Reflexiono sobre mi decisión, me acuerdo de las palabras de mi profesor de educación física en la universidad que nos decía que no entendía a la gente que corría por suelo firme teniendo una playa en la ciudad, me acuerdo también de Raquel y Edu, amigos y podólogos, que siempre hacen hincapié en la cantidad de lesiones que se producen por esta moda, por ese poder que nos da ser supronadores o pronadores aunque no tengamos claro ni lo que significan realmente esos términos, me acuerdo de las excusas para evitar dar vueltas al patio en clase y de intentar aprobar educación física a base de trabajos teóricos.
Bebo un trago y sigo reflexionando. ¿Ser o no ser runner? ¿Comprar libros para aprender a serlo? y empiezo a irme por las ramas reflexionando sobre si es necesario que existan libros para correr. ¿De verdad? ¿Cómo hemos vivido tantos años sin libros con portadas chulas para cualquier cosa? Al final todo está en los colores, en los de esa ropa técnica, en los de las portadas de los libros… Quizás lo que necesite sea una caja de colores. Quizás todo es más sencillo pero de repente, vuelven a mi cabeza los playeros mint y fucsia. ¿Cómo no querer ser runner para llevarlos? ¿Cómo no incluirlos en esa wishlist para mi 32 cumpleaños aunque ahora no los encuentre por la red para dejar claros cuáles son?
Y es que si vamos a terminar siendo runners, cosa que no tengo nada claro, empecemos por los colores, aunque nos los pongamos para ir a comprar chocolate al supermercado más cercano. Lo de correr para quemar las calorías lo hablamos luego.