Hoy quiero hablarles de radares, de la manera en la que nuestros hijos - como en anteriores artículos les he comentado - nos ofrecen señales sutiles para pedir nuestra atención. No digo "llamar" nuestra atención, porque algunas personas pueden darle una connotación negativa, como si el niño hiciera "un espectáculo" a propósito para molestarnos.
Pero esto es así, o al menos en parte. Veamos el por qué. Si estamos ocupados en otras cosas, y sabemos que el alma, el corazón, el cuerpo, la energía de nuestros hijos se nutre precisamente de nuestra atención, y por un rato, mientras ellos la necesitan, nosotros les privamos de ella, comenzarán a sentir esa falta y a expresarla, reclamando su necesidad de forma amable y leve.
Si no actuamos en consecuencia, si continuamos concentrados en lo que estamos haciendo, si respondemos con un mecánico y montóno "ajá, cariño", o un "sí, sí" sin siquiera escuchar lo que está pidiendo el niño, aún estando de cuerpo presente, el niño percibe nuestra ausencia.
¿Pero y qué hago si estoy en casa con mi hijo y necesito trabajar o hacer alguna tarea?
Pues primero satisfacer la necesidad de atención del niño. Suena complicado, pero es bastante sencillo en realidad.
Por un lado, si se trata de un niño pequeñito, de un bebé que pasa gran parte del día durmiendo o tomando el pecho, podemos hacer uso de un portabebés ergonómico, y con el niño atado al cuerpo, hacer lo que necesitemos. Estaríamos satisfaciendo su necesidad de contacto, calor, movimiento, cuerpo materno, y cercanía al pecho por si le apetece mamar, y a la vez, teniendo su peso bien repartido gracias al portabebés ergo, ejercitando nuestros músculos, fortaleciendo la espalda, pudiendo disponer de ambas manos :)
Si se trata de un niño más grande, que desea sentarse a jugar con nosotros, o mostrarnos algo que está haciendo, podemos tomar una pausa - de todas maneras si continuamos trabajando con el niño enfadado reclamando atención, o con sus pedidos sutiles uno tras otro, no podremos concentrarnos en lo que estemos haciendo - y retomar más adelante.
Comento esto porque así como un niño suelta el pecho una vez saciado, igualmente nos dejará, comprenderá, de buena gana, si jugamos con él primero, si lo nutrimos a él primero, que mamá necesita un ratito para trabajar. Así podremos darle atención de verdad, y luego prestar atención en mucho mayor grado a lo que tengamos que hacer, mientras igualmente vigilamos al niño por un ladito del ojo :)
¿Y qué tiene que ver esto con los radares?
Pues que si no alimentamos primero al niño, si no lo saciamos primero, como les comentaba antes, sus pedidos sutiles seguirán uno tras de otro, hasta que busque hacer algo que sepa a ciencia cierta que nos va a hacer reaccionar. Esto suele ser alguna acción negativa, molesta, o que nos haya hecho saltar las alarmas en ocasiones anteriores.
¿Tu hijo te está manipulando? ¿Te está molestando a propósito? ¿Te está retando?
No. Rotundamente no. Te está diciendo: "mamá, pero si te llamé bajito varias veces, te necesito y no me escuchabas. Por eso grito.".
¿Y el hecho de que mi hijo pida atención a gritos está mal?
Pues sí, y a la vez no. Está mal porque nuestra falta de atención, de nutrición en el momento, empujó al niño a usar sus últimos recursos, sus medidas drásticas, como romper un plato, halarle el pelo a la hermana, pegarle al perro, etc.
¿Entonces qué hacemos para evitar que un niño se vea ante la necesidad de usar sus últimos recursos?
Nutrir primero, prestar verdadera atención, y una vez saciado, el niño con seguridad nos dejará hacer lo que queramos, necesitemos, o tengamos que hacer de buena gana.
Recordemos siempre que la colada puede esperar, los platos pueden esperar, pero un abrazo no, una lágrima no, una sonrisa tampoco.
En un próximo artículo les hablaré de cómo entrar, como padres, amablemente, dentro del radar de nuestros hijos =)
¿Y ustedes qué opinan? ¿Has notado cómo tu hijo va pidiendo amablemente y sólo escala a palabras mayores cuando tú no has sabido, no has querido o no has podido atender sus primeros pedidos?
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