Me encanta este video del brillante Facundo Cabral, recitando su maravilloso poema No estás deprimido, estás distraído.
- El agradecimiento.
- Vivir el aquí y ahora.
- No preocuparnos.
- Escuchar nuestro corazón.
- No dejar que el bagaje social nuble nuestras decisiones presentes.
- Hacer las cosas por amor, no por obligación ni por deber, entre muchas otras palabras llenas de sabiduría.
Hablábamos de crianza, y ella mencionó aquella mala costumbre que tenemos muchas de nosotras, de siempre advertir a nuestros hijos que alguna calamidad puede suceder con lo que están haciendo. No hablábamos de peligros reales, sino de esa vena sobreprotectora que tenemos muchas de nosotras que nos hacen decir cosas como "¡cuidado hijo! se te va a derramar el zumo". Y tal vez el niño estaba caminando de verdad con muchísimo cuidado, y tal vez otras veces no se le ha derramado, cuando se ha servido zumo solito, sin que lo veamos, y tal vez el vaso ni siquiera estaba tan lleno, y tal vez se iba a beber un sorbo y volverlo a poner en la mesa mientras que pensábamos que iba a caminar de la cocina al sofá con el zumo.
{Lee mi artículo sobre el beneficio de la duda} Pero... Al niño efectivamente se le derramó. ¿Por qué? No es que las madres tengamos un superpoder que nos permita predecir las cosas - bueno, con toda sinceridad, sí lo tenemos a veces, pero en esta ocasión sucede otra cosa - y es que nuestros hijos, tan buenos y complacientes, inconscientemente dejan de creer en ellos mismos, en su capacidad de hacerlo bien en ese momento, y ¡plof! desastre... Scott Noelle, autor de The Daily Groove, muy frecuentemente citado en Amor Maternal, también ha hablado sobre este tema y muy gentilmente me ha permitido traducir y compartir con ustedes sus reflexiones al respecto.
Tal vez hayas llegado a creer que preocuparte acerca de tus hijos va de la mano con el amor que sientes por ellos. Pero en realidad, el amor parental es mucho más poderoso cuando no va acompañado de preocupación.
La preocupación nos hace enfocar toda nuestra atención en lo que no deseamos que suceda, y nos sumerge en un estado de miedo. Este estado transmite al niño el mensaje de que estamos esperando, a la expectativa, de que ocurra algo negativo. Y como los niños tienden, de forma natural y espontánea a satisfacer las expectativas silentes de sus padres, las preocupaciones se convierten en profecías.
Les invito a vigilarse el día de hoy, a ser conscientes de si nos pillamos a nosotros mismos preocupándonos, para inmediatamente despreocuparnos al respecto :-)
En lugar de ello, utilicemos nuestra consciencia acerca de la preocupación para virar nuestra atención hacia aquello que sí deseamos, y para tener en mente pensamientos positivos que nos ayuden a aliviar las preocupaciones.
¿Y tú? ¿Has notado que tus preocupaciones a menudo se convierten en profecías? ¿Qué haces para remediarlo?"Bueno, no es el fin del mundo." "No durará para siempre."En pocos instantes, notarás cómo comienzas a sentirte esperanzada y cuando sentimos esperanza, tenemos el corazón abierto - aquello que realmente necesitamos para que el amor incondicional por nuestros hijos fluya libremente, sin la intervención de las preocupaciones.
"He logrado manejar bien situaciones aún peores que ésta."
"Siempre encontramos alguna manera..."
etc.
AmorMaternal.com
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