Autor: Camila Läckberg
Título original: Olycksfageln
Traductor/a: Carmen Montes Cano
Editorial: Maeva
Edición: 1ª ed.
Año de edición: 2010
Número de páginas: 416
ISBN: 978-84-92695-75-1
Serie: Los crímenes de Fjälbacka 4
En esta nueva entrega de Los crímenes de Fjälbacka nos encontramos que Erica ha superado su depresión postparto y se encuentra sumida en los preparativos de su boda con Patrick mientras cuida de su hermana Ana que sigue en su mundo de letargo tras el incidente ocurrido con Lucas.
Por otra parte, Patrick investiga un accidente de tráfico en el que fallece la conductora de un vehículo que iba en estado de embriaguez. No pasaría de ser un trágico accidente sino fuera porque la conductora era abstemia y en la autopsia se descubre que hay restos de cinta adhesiva en su boca. Pero no será éste el único caso al que tenga que hacer frente ya que un programa de televisión, del estilo Gran Hermano, llega a la ciudad y una de sus concursantes aparece muerta en un contenedor de basura.
Lo que aparentemente parecen dos casos completamente diferentes se verán relacionados cuando, al avanzar en la investigación, se dan cuenta que ambos crímenes están relacionados, a su vez, con otros acontecidos años atrás en diferentes partes del país. ¿Cuál puede ser el denominador común de todos esos casos cuando no hay ningún tipo de relaciones entre las victimas?
La respuesta la encontrarás en las páginas de Crimen en directo que, aún siguiendo el estilo de sus predecesoras, me ha dejado con sentimientos encontrados porque, por un lado, me ha gustado reencontrarme con sus personajes y ver cómo van evolucionando sus vidas pero, por otro, el argumento y algunos personajes me han parecido un poco flojos.
Cierto es que su estilo sigue siendo sencillo y sin artificios, las descripciones muy visuales y los personajes principales bien construidos, sin embargo, los secundarios de esta obra me han parecido planos e insustanciales, creo que la autora podría haberlos desarrollado un poco más para dar más juego. Se sigue apreciando la crítica social de fondo, en este caso sobre el alcoholismo y la telebasura, así como el punto común en todas sus obras: el daño que se le inflige a los niños y que es la base para desarrollar todo el argumento.
Sin embargo, a medida que iba leyendo, no terminaba de ver qué relación había entre los diferentes asesinatos –ni entre los personajes secundarios- y no será hasta el final en el que, de forma bastante rápida y muy traída por los pelos, se resuelve todo y las piezas encajan en su lugar. Reconozco que me ha sorprendido porque no me lo esperaba pero no me ha convencido en absoluto.
Por otra parte, en las últimas páginas, Erica descubre en un baúl que perteneció a su madre unos objetos que te dejan bociabierta y quieres saber qué ocultaba una mujer que jamás sintió cariño alguno por sus hijas ni se preocupó por ellas.
Un fin de libro muy tentador para que el lector salga corriendo a por Las huellas imborrables. Solo espero que recupere el nivel de los anteriores libros y que el final se vaya resolviendo de una forma más lineal y no tan de golpe como en este caso.
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