Revista Cultura y Ocio

Crímenes exquisitos. Vicente Garrido y Nieves Abarca

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Crímenes exquisitos. Vicente Garrido y Nieves Abarca
     "La furgoneta blanca subió lentamente con las luces apagadas por la estrecha carretera que llevaba al estanque de los patos. Eran las cuatro de la mañana. Todo estaba en completo silencio. De rato en rato, apareciendo tras alguna nube solitaria, la luz de la luna menguante iluminaba de forma muy tenue todo el parque, dándole un aspecto fantasmagórico al reflejo en las aguas verdosas."
     Llegas a una librería, pongamos Molist, y te recomiendan libros. Uno, el que traigo hoy. Miro la cubierta y recuerdo que ya lo tengo... y que aún no lo he leído. Así que cuando regreso a mi casa me pongo a ello. Me gusta, y al investigar siento que soy el último mono en leerlo... lo comento en un grupo de lecturas y deciden saltarse la conjunta para ponerse con él. Les gusta, les encanta. Al menos para entonces ya lo he leído. Pero ahora viene la duda, ¿qué digo que no hayan contado? Bien, en eso estamos. Hoy traigo a mi estantería virtual, Crímenes exquisitos.
     Conocemos a Valentina Negro y a Javier Sanjuan, inspectora de policía y criminólogo respectivamente. Y tenemos dos cuerpos con espectaculares puestas en escena, uno en Londres y otro en La Coruña. Valentina se encarga del caso de La Coruña y junto a Sanjuan unirá hilos en una apasionante trama en la que no faltan la corrupción o la trata de blancas y en la que tendrán mucha importancia Lua y Anido, periodista y fotógrafo.
     Estamos ante una novela que, de entrada, ya rompe con unos cuantos puntos habituales en estas historias: para empezar está escrita a cuatro manos, algo que siempre me llama la atención y que considero un riesgo, además su extensión es notablemente superior a lo habitual en las novelas del género negro y como broche os diré que si buscamos a un detective maduro, cansado y desgastado... no estamos en el lugar adecuado. De hecho y como si los autores reivindicaran el derecho a no usar al viejo sabueso, uno de los rasgos más repetidos de la protagonista del libro es su físico despampanante. Reconozco que me sonreí un par de veces con ello, ya que soy de las que suelen quejarse de los primeros, repetidos hasta el punto de parecerme desgastados al minuto de conocerlos.
     La novela, ambiciosa desde sus primeras páginas, nos introduce en un mundo que procura mantener un pie apoyado firmemente en la sociedad actual. Así, sin despistarse nunca la trama principal, irán apareciendo hilos que abriéndose como tentáculos. Nos sumergirán en un mundo en el que existe la corrupción a todos los niveles, hay trata de blancas, fraudes, prostitutas y sexo. De este modo el lector verá como la historia, y las páginas del libro, avanzan tan rápido como crecen sus ganas de conocer el desenlace. Un desenlace que  no solo está bien llevado, sino que además pone una guinda cuando ya no lo esperamos y que, tengo que decir, ha convertido esta parte en una de mis favoritas de la historia.
     Unos personajes sólidos, tanto los principales como los secundarios, completan esta novela que no pierde su negro color en ningún momento y la que os recomiendo acercaros. Añado, finalmente, que uno de los puntos más criticados ha sido la lista de marcas de ropa que aparecen en la historia. Bien, personalmente no me ha molestado, quizás porque ya lo viví con Patrick Bateman, y creo que forma parte de la puesta en escena de la novela a la que uno se acostumbra e medida que avanza.
     Comenzaba diciendo que los libros escritos a cuatro manos me parecían complicados, ya que muchas veces había desuniones. En este caso no es así y no soy capaz de distinguir si se han dividido las partes, o ha sido una única pluma la que ha dado la forma final a la historia para conseguir la homogeneidad que tiene. Pero me ha gustado, y tras leerla y recordando alguna de las frases que he leído a Nieves Abarca en las redes os puedo asegurar algo: es una novela negra, negra. Nada de negro mezclado con rosa palo.
     Muchas veces hemos hablado aquí de la extensión de los libros y de lo difícil que resulta que una historia no decaiga cuando se supera un determinado número de páginas. En este caso os puedo asegurar que el ritmo de lectura fue de menos a más.
     Y vosotros, ¿os sentís intimidados por los libros cuya extensión supera lo habitual?
     Gracias

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