Revista Filosofía

Criminales e Irreverentes III

Por Dcarril
Criminales e Irreverentes III Rudolf Sliverstain ( 1938-1991), nacido en algún pueblo cercano a Kovenhabn, fue toda su vida un hombre sin oficio y sin trabajo, que conseguía subsistir gracias a una renta y a las ayudas de los amigos. Vagabundo en Sudáfrica entre los años 1966 y 1986, regresó a Dinamarca en el 87, recuperado económicamente gracias a la ayuda de su mujer. Pero tras el suicidio de ésta en el 88, se dedicó intensamente a la filosofía de Swedenborg y Blake, reconstruyendo el escenario del Apocalipsis, es decir, de nuestro mundo.

Ah mazmorras
Y empresas de trabajo temporal,
Ah capitalismo
Ubre de vaca
Y culo que nadie quiere besar
Pero que todos besan,
Culo feo como el excremento
De un niño
O un perro,
Culo de puta,
De sirviente de tres al cuarto,
De camarero del puticlub,
De zorra
Y de todas las cosas feas
Que habitan este mundo.
Sus largos estudios le dieron una visión más clara de lo que debía ser su vida. En los monóculos de Cristo debía ver una redención del Apocalipsis, en la culpa moral la mayor de las virtudes, en el complejo de Edipo la salud del espíritu. El vicio debía ser hinchado para alcanzar la percepción del éxtasis. El Yo kantiano daba luz a los abismos dialécticos de Hegel. Pero su vida no fue lo suficientemente larga para desarrollar su profundo saber. Sólo nos consta este poema, que según él, "era la manifestación total de su saber e ideología". Lo escribió en el año 1989.

Fui a la entrevista,
Con los cojones en la boca,
Un dolor de genitales
Que ni te cuento,
Y tú me rechazaste,
Como Dios a Job en el desierto,
Oh ínclita y ubérrima puta
De lodazal
Que crees en el Corte Inglés
Y en su putísima madre
Salomónica,
Engendro de Jehová,
Monstruo,
Enigma de váter
En el que llora la modelo
O Dios.

Un Sábado cualquiera caminaba por las calles desiertas de Krowen, el pueblo donde vivió los últimos años de su vida. Encontró un ratón y lo metió en su abrigo. Caminó ebrio hacia el bar, disparó con un fusil a las personas que se encontró en el camino, y, después, se detuvo frente a su puerta, sacó una navaja y se mató.

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