Revista Cultura y Ocio

"Criptozoico!" de Brian W. Aldiss (1967)

Publicado el 04 agosto 2014 por Tomas

Saludos. Para la reseña de hoy, veremos una novela curiosa y original. Diferente, si queremos llamarla así. No es la mejor novela de su género, y ni siquiera la mejor de su autor, pero la he escogido por pertenecer a una corriente de la Ciencia-Ficción que hasta ahora sólo hemos tocado de forma tangencial (la otra obra del mismo autor que ya reseñé, la saga Heliconia, ya no está tan claramente ubicada en dicha corriente como esta). Así que bienvenidos todos a la New Wave británica, pero guardad la laca y las hombreras porque no hablamos de música, sino de Ciencia-Ficción. Vamos a verla:


Título: Criptozoico ( Cryptozoic o Cryptozoic!, según ediciones)

A qué género(s) y estilo(s) pertenece: Es una novela de Ciencia-Ficción blanda y de Anticipación, ejemplo muy ilustrativo del movimiento regenerador Nueva Ola ( New Wave) que llegó al género en los años 60 desde el Reino Unido. Se puede considerar blanda por su carácter mental, interior, y por el peso de las ciencias sociales en la trama, frente a la escasa influencia de las ciencias exactas. Es en cierto modo una distopía, por mostrar una realidad indeseable, en este caso una dictadura militar de orientación fascista. Y se puede entender como una historia de aventuras, por los hechos que narra y el modo en que lo hace.

Qué cuenta: En el año 2090, la humanidad ha descubierto que el tiempo es solo una construcción mental, y ha logrado los viajes temporales mediante el uso de drogas psicotrópicas y de la psicología. Eddie Bush, artista y viajero mental, regresa del cámbrico para encontrarse que un régimen totalitario se ha hecho con el poder, y lo convierte en un asesino encargado de eliminar a un disidente llamado Silverstone. Pero en su persecución a lo largo de diferentes épocas, recibe una revelación difícil de asumir: nuestra idea del tiempo podría ser totalmente falsa.

Seré claro: "Criptozoico" es una muestra de todo lo mejor y de todo lo peor de la New Wave, y está bastante lejos, a mi juicio, de ser una novela redonda. De hecho, no la recomendaría a todo el mundo.

Y os preguntaréis, ¿Entonces, por qué la reseñas? Buena pregunta. Por una parte, por lo ya dicho: es una ejemplo muy claro de lo que fue la New Wave, perfecta para entender qué supuso aquel movimiento y qué orientación tenían los autores que la componían, lo que la convierte en una novela muy adecuada para acercarse a esa corriente. Por otra, porque parte de una premisa muy original, y posee un par de ideas que me resultaron atractivas. Veamos:

La trama arranca en el año 2090. La humanidad ha llegado a la conclusión de que el tiempo es sólo un estado mental, y por tanto puede ser dominado. Un científico, el doctor Wenlock, director del Instituto que lleva su nombre, ha desarrollado una técnica, que combina ejercicios mentales con el consumo de una droga psicotrópica llamada CSD, que permite viajar en el tiempo. El viaje en el tiempo es mental, no físico (un concepto similar al viaje astral que sostienen los místicos).

El viajero temporal sólo puede ver su entorno. No puede oír, oler ni saborear. Es intangible y traslúcido, siendo visible sólo para otros viajeros temporales (con mayor nitidez cuanto más próxima sea su fecha de origen) con los que puede interactuar.

Los viajes temporales están limitados a la prehistoria, siendo imposible viajar a la era histórica. Se consideran mejores viajeros a aquellos que consiguen aproximarse más a esta época (Atención a esto porque es clave en la segunda parte de la obra).

Al principio, los viajes tenían un objetivo científico, de investigación. Eddie Bush, el protagonista, viaja por encargo del Instituto Wenlock. Pero en su ausencia (del 2090 al 2093) se popularizan como medio de ocio y de evasión, resultando que su éxito desemboca en un colapso económico y social, pues un gran número de personas abandona las tareas productivas para dedicarse a viajar. Esto favorece el ascenso de un régimen totalitario, que condena los viajes temporales.

Así, a su regreso al presente, Ed Bush es reclutado por el Gobierno y forzado a buscar y matar a un disidente llamado Silverstone, escondido en algún lugar de la Historia. Ed viaja una vez más, y en esta ocasión logra hacerlo a tiempos históricos, como el siglo XIX o el XX. Tras asistir al pasado de su familia e interactuar con una serie de personajes que ha ido conociendo a lo largo de la trama, le es revelada una tesis revolucionaria sobre nuestro concepto del paso del tiempo y de la entropía, que no os voy a revelar porque me cargaría vuestra posible lectura. Y al final, aún tendremos un nuevo giro argumental, que nos hace replantearnos por completo lo que hemos leído.

"Criptozoico" se divide en dos partes o "Libros". Un "Libro primero", desde que conocemos a Ed Bush en el Cámbrico, entra en contacto con un grupo de viajeros temporales aparentemente ociosos y algo camorristas llamados treinteros (por ser esa su edad), que incluye a Ann, una mujer con la que desarrolla un interés romántico, y regresa a su tiempo, descubriendo los cambios que se han producido en su ausencia. Un "Libro segundo", que relata el viaje realizado por orden del Gobierno en busca de Silverstone, diversos episodios en otras tantas épocas históricas, y la citada revelación tan trascendental sobre el concepto del tiempo y la entropía. Y dentro de este segundo libro, una especie de coda que concluye la trama sin cerrarla, dejando lugar a un montón de posibles interpretaciones por parte del lector.

Cabe destacar que Aldiss emplea un estilo narrativo diferente en cada bloque. El primero tiene un ritmo sosegado, con descripciones amplias y diálogos lánguidos, casi perezosos. La segunda resulta más viva, más ágil, transmitiendo sensación de vorágine a medida que Ed va saltando de una época a otra, y agolpando la acción.

"Criptozoico" no es ajena a su tiempo, y plasma una época en el que los psicotrópicos y los alucinógenos, en especial el LSD, se habían extendido y popularizado como vehículo para la experimentación, el autoconocimiento y la diversión. El CSD de la novela es primo hermano del mentado LSD, la droga que permite vivir experiencias mentales tan parecidas al viaje en el tiempo del libro. No en vano el acto de consumir LSD y la dosis del mismo se llaman "viaje" o trip (en España, "tripi"). Precisamente, y sin ánimo de spoilear, podría afirmar que el controvertido final del libro parece tener relación con los peligros de un "mal viaje", o sea una dosis de LSD adulterada, excesiva o consumida en una circunstancia inadecuada.

Del mismo modo, la actitud reprobatoria y de condena que el nuevo régimen totalitario hace de los viajes mentales y de sus impulsores, como el doctor Weinlock o Silverstone, puede verse como una crítica o un paralelismo con la situación real de la época, en la que el consumo de LSD y otras drogas comenzó a ser perseguido a la vez que se desacreditaba públicamente a sus promotores.

Esta obsesión por lo mental, por lo psicológico, se muestra también en el papel crucial de la psicología y el psicoanálisis en la trama de la novela. Los conceptos freudianos del subconsciente y el inconsciente, del ego y del superyo, que aquí son llamados submente y sobremente, se revelan fundamentales tanto para dominar el viaje en el tiempo como para comprender el giro copernicano que propone Aldiss a nuestra concepción del tiempo y la entropía, pues da a entender que el tiempo es un convencionalismo, una construcción de la supermente, y que por tanto todos nuestros procesos mentales, nuestro lenguaje y toda nuestra cosmovisión están basadas en un concepto que podría ser erróneo. De hecho, Aldiss propone que una corrección de nuestras ideas sería apropiada y necesaria, " del mismo modo que hizo falta un Jung que corrigiese a su maestro Freud".

Además de las ideas interesantes, originales, que expone el libro, tiene alguna otra virtud, como la descripción de la era criptozoica que abre la narración, y que se recupera en el libro segundo. Muy expresiva, visual y muy impactante, y que parece sacada, en efecto, de una visión alucinatoria provocada por el consumo de drogas psicoactivas.

"Yacían amontonadas sin sentido alguno, y sin embargo con una terrible significación que evidenciaba la fuerza que las había arrojado allí. Parecían ser algo entre lo inorgánico y lo orgánico. Proliferaban en las márgenes del tiempo, englobando en ellas todas las sorprendentes formas que acarrearía el mundo; la Tierra era una pesadilla de piedra henchida de la progenie que un día pulularía por ella.[...]... Y todo moldeado negligentemente en el magma gris sin que el pensamiento apareciera, sin que el pensamiento hubiera sido borrado.[...]"

Pero ya comenté que "Criptozoico" adolecía de lo peor de la New Wave, y aquí podemos hablar tanto de cuestiones estilísticas, con un ritmo irregular, un contraste muy marcado entre las dos partes de la novela y una narración algo confusa por momentos; como de contenido. Porque tal vez el mayor problema de esta novela (extensible a un gran número de obras del género) son sus personajes poco profundos y apenas esbozados, con los que es difícil, casi imposible, empatizar. En concreto el protagonista, Edward 'Ed' Bush, resulta frío, aséptico. Sabemos que es artista (y que en esa faceta ya pasó sus mejores momentos, experimentando ahora una sequía creativa) y el mejor viajero mental del Instituto Wenlock, pero poco más. Parece carente de motivaciones, y en líneas generales no es un héroe, un protagonista que con el que identificarse.

Los secundarios tampoco están elaborados con demasiado mimo. Digamos que tanto Ed Bush como el resto del dramatis personae son simples vehículos al servicio de la trama, existen para que los acontecimientos ocurran. Sus diálogos son algo artificiales también, y no da la sensación de que cada personaje tenga "su propia voz".

Por todo ello, el libro pierde un punto de fuerza y de interés, y se queda lejos de ser una obra maestra. Podríamos decir que es una buena idea mal ejecutada.

En resumen, "Criptozoico" es una novela interesante, por una parte por su idea principal, y por la doble lectura que ofrece en lo relativo al consumo de drogas psicoactivas, a su relación con la psicología y la psiquiatría, y a su marco legal; y por otra por su curiosa y ocurrente manera de abordar los viajes temporales, de tal modo que se evitan las siempre complicadas paradojas. Pero que flojea en la parte literaria, con una narración algo enrevesada y con manierismos propios de autores de la generación beat como Burroughs o Ginsberg.

Así pues, y sin ser la mejor novela de Brian W. Aldiss, es recomendable para quien desee conocer un poco más la corriente de la New Wave y disfrutar de una historia de viajes en el tiempo diferente a las habituales.

Y esto sería todo por ahora. He intentado que la reseña no fuese muy larga, que resultase algo más veraniega :) En el futuro veremos más obras encuadradas dentro de esta rama de la Ciencia-Ficción y la Fantasía. Nos leemos!


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