Revista Coaching

Crisis de ansiedad o ataques de pánico: la trampa de un círculo vicioso

Por Psipositivo @Psi_Positivo

Los ataques de pánico o crisis de ansiedad consisten en la aparición repentina de miedo o malestar intenso en los que aparecen cuatro o más de estos síntomas:

-palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado, -sudoración, -temblores o sacudidas, -sensación de dificultad para respirar o de asfixia, -sensación de ahogo, -dolor o molestias en el tórax, -náuseas o malestar abdominal, -sensación de mareo e inestabilidad, -despersonalización (sentirse separado de uno mismo) o desrealización (sensación de irrealidad), -miedo a volverse loco o a perder el control, -miedo a morir,-parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo), -escalofríos o sensación de calor.

¿A qué se deben las crisis de ansiedad?

Cualquiera puede tener una crisis de ansiedad ya que basta que una persona se encuentre en una situación en la que experimente los síntomas citados, los considere algo fuera de lo normal y los interprete de forma catastrófica.

No obstante, se considera que ciertos factores predisponen a un primer ataque de pánico como la hipocondría o haber sufrido durante un tiempo una situación estresante a nivel relacional como una pérdida o una ruptura de una relación.

¿Qué es lo que preocupa a quien tiene crisis de ansiedad?

Cuando un paciente acude a un psicólogo porque experimenta crisis de ansiedad comenta que su principal miedo es tener una nueva crisis de ansiedad, por ello se suelen evitar situaciones o actividades en las que se cree que es posible su aparición: si por ejemplo tuvo una crisis de ansiedad cuando estaba solo en casa, evitará permanecer solo en casa, si lo experimentó cuando estaba en una tienda, evitará entrar en ella.

Asimismo, también es frecuente tener miedo a ciertas sensaciones físicas por lo que la persona se vuelve hipervigilante, centrando la atención en sí misma de forma que cualquier síntoma corporal que valore como anormal "encienda" su alarma y a su vez exacerbará el síntoma.

Ejemplo:

Una paciente me contaba cómo le angustiaba la desrealización (sensación de irrealidad) que sentía algunas ocasiones y en cuanto empezaba a notar algo así empezaba a preocuparse notando otras sensaciones físicas como palpitaciones y dificultad para respirar desencadenándose finalmente una crisis de ansiedad.

Aunque las crisis de ansiedad las vivía en distintas situaciones (viendo la televisión, en una tienda, en mitad de la noche), tuvo la primera de ellas en un bar y desde entonces evitaba quedar con sus amigas en un bar y hasta había descuidado su vida social.

¿Cuál es el círculo vicioso de las crisis de ansiedad?

Una crisis de ansiedad puede comenzar ante estímulos externos (ir a una tienda, conducir un coche, estar solo en casa...) o estímulos internos (pensamientos, imágenes o sensaciones corporales).

Si esos estímulos se perciben como una amenaza (ejemplo "tengo que conducir yo solo, seguro que me pasa algo") se experimenta ansiedad o miedo, lo cual estará acompañado de varias sensaciones corporales como las ya citadas.

A su vez, esas sensaciones corporales se interpretan de modo catastrófico ("esto no es normal, ya estamos otra vez, me voy a desmayar, me estoy volviendo loco") lo cual aumenta la intensidad de las sensaciones corporales y la amenaza se dispara formando así un círculo vicioso que culmina en una crisis de ansiedad.

El papel de la catastrofización en las crisis de ansiedad

Ante la experimentación de sensaciones corporales diversas y desagradables, se suele realizar una interpretación catastrófica de las mismas, siendo las más frecuentes:

-miedo al desmayo

-miedo a padecer un infarto

-miedo a la asfixia

-miedo a volverse loco o perder el controlNo siempre se dan esas interpretaciones catastróficas ya que a veces lo que se teme es solo tener una crisis de ansiedad y ese miedo al propio miedo puede precipitar una.

Otras veces, cuando la persona se encuentra en una situación social, tiene pensamientos del tipo "se van a dar cuenta de lo que me pasa, voy a hacer el ridículo", experimentando un miedo a la reacción de los otros, algo que a veces lleva a evitar situaciones que impliquen relación con los demás.

¿Cómo trabajamos los psicólogos las crisis de ansiedad?

Primero realizamos una entrevista diagnóstica y pasamos cuestionarios clínicos que evalúan los factores que precipitan y mantienen la crisis de ansiedad, las situaciones o conductas que se evitan y qué papel juegan las crisis de ansiedad en la vida diaria de la persona y cómo interfiere en diversos ámbitos.

Tras esa valoración psicológica clave, iniciamos la terapia psicológica con un aprendizaje psicoeducativo.

Es fundamental que la persona entienda las características de la ansiedad, sus manifestaciones clínicas y qué papel juegan sus pensamientos, sentimientos y conductas en el desencadenamiento de las crisis de ansiedad.

Esta fase educativa ya produce cambios significativos en el paciente y un gran alivio al entender sus crisis de ansiedad en relación con su biografía y su vida cotidiana.

En otra fase del tratamiento se siguen analizando las creencias acerca del pánico y se aprenden técnicas para el control de la ansiedad como entrenamiento en relajación muscular y respiración diafragmática lenta.

Técnicas que necesitan la supervisión de un psicólogo y el contexto y momento en el que se aplican para valorar su eficacia terapéutica y adecuarlo a la necesidad de cada paciente.

También se trabaja el papel tan importante que tiene la autoatención corporal a través de experimentos comportamentales y cómo redirigir la atención hacia factores externos.

Para trabajar las interpretaciones catastróficas de las sensaciones corporales enseñamos técnicas para combatirlas como la reestructuración cognitiva y paralelamente el paciente afrontará algunas situaciones que ha asociado a las crisis de pánico con las técnicas terapéuticas aprendidas para someter a prueba sus propias creencias y ver qué estrategias le resultan más útiles.

Resulta clave en el tratamiento el concepto de Exposición que consiste en exponerse a las situaciones que evitaba o soportaba con gran ansiedad o conductas de seguridad, progresivamente, estableciendo una jerarquía de las conductas objetivo a conseguir partiendo del nivel de temor de cada una de ellas.

Se realizan ejercicios de exposición a las situaciones corporales temidas que provoquen las sensaciones que antes temía rompiendo la asociación entre determinadas sensaciones con determinadas interpretaciones catastróficas.

Se utilizan técnicas para ayudar a afrontar situaciones ansiógenas dirigidas a cambiar el diálogo interno que tiene el paciente como son las autoinstrucciones que se aplican en distintos momentos de ansiedad.

También establecemos en la última fase del tratamiento la prevención de recaídas para generalizar lo aprendido en la terapia a otras sensaciones corporales distintas a las habituales que pudieran aparecer en el futuro, así como valoración de la eficacia de la terapia.

Se atenderá la función que tenían los ataques de pánico en la vida de la persona y se trabajarán en los casos necesarios factores que puedan estar implicados en ellos (gestión del estrés, depresión, duelos, rupturas, etc) de cara a mejorar el bienestar global de cada persona concreta.

Utilizamos distintas técnicas psicológicas empíricamente validadas, es decir que se hayan demostrado eficaces, que han sido sometidas a pruebas constantemente.

Así pues, los psicólogos contamos con tratamientos que han mostrado notablemente su eficacia en las crisis de ansiedad.

Crisis de ansiedad o ataques de pánico: la trampa de un círculo vicioso

Volver a la Portada de Logo Paperblog