No teníamos suficiente con las crisis de lactancia que tienen lugar a cada poco en la vida de nuestros bebés, que también hay crisis del sueño. A ver, algo sabía. No había profundizado mucho en el tema, pero no pensaba que iba a ser tan difícil.
Todo lo que el colecho me aportaba de forma positiva, esta crisis del sueño me lo ha arrebatado del tirón.
Empezó el pasado lunes, como si Bichito supiese que empezaba una nueva semana y había que inaugurarla de alguna forma.
Tal y como os había contado, normalmente se queja por la noche, pero dándole la teta o cambiándole de lado era más que suficiente para que siguiésemos durmiendo plácidamente.
Llevamos una semana que cada hora y media llora. A grito pelao, como si no hubiese un mañana. Además se retuerce. Y lo peor de todo, le ofrezco teta y no quiere. ¡No quiere teta!
Como tuvimos un día de “dientes” hace semana y media, empecé a pensar si es que podía ser eso. Pero no, ese llanto no es de dolor como el de aquel día. Es un llanto diferente.
¿Cómo lo soluciono?
Pues a veces levantándome de su lado es suficiente para que se calle. Otras sí que coje la teta, y a veces también con cambiarle de lado se calla de repente.
El caso es que ahora SI que estoy cansada. Cansada de verdad. Porque me despierto completamente cada vez que él llora. Antes estaba cansada, pero dormía. Ahora no consigo conciliar el sueño y me ha pasado factura en forma de pelea marital.
Buscamos información por internet y le pregunté a mis amigas mamis. Todas coincidían. A partir de los 4 meses los bebés empiezan a tener cambios en el ciclo de sueño y no duermen como dormían hasta el momento.
En algunos sitios he leído que dura días, en otros semanas. Lo que cuenta es que pasará y volverán las noches de teta y quejidos mínimos. Eso espero.
Y ahora, que Bichito es de dormir poco durante el día, se pega unas siestorras en la mochila flipantes.
Así tengo mi espalda, mis cervicales y mis hombros, ¡que dan pena! Pero lo que sea con tal de que mi pequeño morlaquito duerma.
Esta semana además, tenemos vacunas.
Y pienso yo, ¿justo una crisis de sueño cuando tendría que haber vuelto a currar? Si ya estoy que no levanto cabeza, ¿cómo estaría con un pinganillo en la oreja escuchando a clientes quejarse durante 6 horas?
¿Conocíais las crisis del sueño? ¿Vuestros peques las han tenido? ¿Cómo fueron?