San Luis Potosí, S. L. P.- Una amplia descomposición en las relaciones laborales se percibe al interior de la administración de la Secretaría de Cultura, luego de que una empleada del Museo del Virreinato denunciara las acciones de acoso laboral de las que está siendo objeto por parte de la directora de esa institución, Claudia Canales.
Sin embargo, no es el único caso de esa naturaleza, ya que hace algunas semanas la titular del Instituto Potosino de Bellas Artes (IPBA), Martha Eugenia Ocaña Gómez también sostuvo una serie de diferencias con su directora de comunicación social, Hilda Briones Rosales, quien habría defraudado la confianza de su superiora al filtrar información confidencial a algunos medios, con la intención de desacreditar a la citada funcionaria, lo que motivó que la locutora abandonara su cargo como comunicadora.
Un caso más lo constituye el divorcio que prácticamente vivieron el Secretario de Cultura Armando Herrera Silva y quien fuera su Director de Comunicación Social, Claudio García, quien, – a pesar del apoyo que recibió del Coordinador General de Comunicación Social, Juan Adrián Vázquez Méndez para mantenerse en el cargo-, finalmente perdió la batalla que sostuvo durante poco menos de dos años, debido a la aversión que causaba en su jefe formal, quien siempre lo mantuvo al margen de sus actividades.
Esta crisis ha salido a flote luego de que una empleada del Museo del Virreinato, de nombre Ana Dora Cabrera, quien se encargaba entre otras cosas de difundir los eventos de la institución, vía redes sociales, denuncia estar siendo objeto de mobbing laboral de parte de su directora, Claudia Canales, debido al violento trato verbal y psicológico que desde hace un tiempo le ha venido infligiendo.
Por ese motivo, asentó en su muro de Facebook, ha solicitado la intervención de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, ya que a la vez manifestó su intención de continuar laborando, pero advirtió que, de sufrir cualquier acción negativa en contra de su integridad física, su trabajo y su salud, la responsable será la funcionaria antes señalada.
Vale mencionar que en el caso de la separación de Hilda Briones Rosales de la oficina de comunicación social del IPBA, pese a su acto de deslealtad laboral, prácticamente de inmediato fue arropada por quien es ya identificada como la “Secretaria de Cultura adjunta”, la secretaría particular Cecilia Gallegos Cepeda, quien durante alrededor de un mes tuvo en su oficina a la funcionaria defenestrada, en espera de que Claudio García desocupara la oficina de comunicación social, lo que sucedió el último fin de semana del mes de agosto.
Una vez que se concretó la separación de éste, ahora exfuncionario, se atribuye también a Cecilia Gallegos la ascensión de Hilda Briones Rosales a la Dirección de Comunicación de la SECULT, pasando por alto que se encuentra involucrada en una denuncia penal por acciones que podrían configurar los delitos de Abuso de Confianza o Fraude.
En tanto todo esto sucede, el Secretario de Cultura, Armando Herrera, se mantiene apagado y apegado a la máxima filosófica del enciclopedismo, de Dejar hacer, dejar pasar, en tanto al interior de su dependencia la crisis pareciera que comienza a agudizarse.