Revista Opinión
En una clase expositiva de un particular profesor de Sociología un tanto escorado hacia la izquierda que tuve en 5º de carrera, hace unos dos años, nos presentó una interesantísima reflexión histórico-sociológica aplicada a la actual crisis financiera, plagada de predicción y aventuramiento a largo plazo y no exenta de ciertas connotaciones apocalípticas.
La idea del profesor era que las crisis internacionales llegarían cada vez más temprano, a medida que fueran avanzando los años y décadas. Ello sería así hasta que no se cambiase el sistema productivo heredado del capitalismo (el profesor partía de que ya Marx previó en el siglo XIX de que hiciera lo que hiciese el sistema capitalista, siempre iba a tener crisis económicas).
En consecuencia, desde una perspectiva histórica, la crisis del crack del 29 fue seguida de la del petróleo en los años 73-75. Habían pasado unos 45 años, más o menos. La siguiente es la actual, iniciada en 2008 y que llega hasta hoy. Siguiendo con este paralelismo histórico, la siguiente crisis estaría prevista para la década 2030 y la siguiente, para mucho más pronto, 2050-2060, aproximadamente.
Tras la crisis de la Revolución Francesa, explicaba el profesor, se genera un sistema basado en el intervencionismo (posteriormente en pleno siglo XX eso lo conformaría el keynesianismo fruto del New Deal roostveliano). Con ello se consolida el modelo liberal: libre mercado smithiano al máximo, Estado al mínimo.
Según él, existieron dos formas de capitalismo: una basada en la época napoleónica, más estatalista, la de las cajas de ahorros (keynesianismo); y otra que es la forma liberal. Pero el modelo keynesiano se rompe en 1973 y los postulados liberales vuelven a reclamar el mercado, consiguiéndolo (época de Thatcher y Reagan). Los políticos vuelven al sistema liberal clásico del laissez faire laissez passer, aunque corregido.
Por lo tanto, primero se dio una etapa de “bonapartismo” económico o keynesianismo. Después, una etapa de liberalismo clásico o neoliberalismo. Ahora se ha acabado el neoliberalismo, que sucedió a la crisis del 73. En las dos décadas que van de 2010 a 2030 se implantará un neokeynesianismo, aunque cueste aceptarlo.
La verdad es que si esta teoría se cumpliera, las generaciones futuras deberían echarse a temblar; sería dramático pensar que las sucesivas crisis económicas condujeran a una crisis continua.